jueves, septiembre 16, 2021

Pez Mago

 Pez Mago, el aristócrata que se pasó a la bohemia

El cantautor Lucas Álvarez de Toledo, celebra (a su pesar) la madurez de los 50 años con el disco ‘Cuerpo de ventana’

Habrá quien aún confíe en que el género humano evoluciona siempre a mejor, pero la realidad, tozuda, se encarga de demostrarnos que vaya usted a saber. Fíjense en el caso de Lucas Álvarez de Toledo Mazarrasa, madrileño ilustre ya desde la cuna. Sus abuelos paternos fueron los marqueses de Villabenázar y su progenitor, don Santiago Álvarez de Toledo, es a sus 81 años un orgulloso Caballero de la Orden de Malta, pero él ha debido contentarse con el humilde y muy plebeyo oficio de cantautor. O de “juglar”, como le gusta definirse con sorna. Ningún problema, entiéndasenos bien. El tipo que encima de los escenarios responde al nombre de Pez Mago se sigue sintiendo “orgullosamente bohemio” a su medio siglo recién cumplido y se gana la vida con su voz y la guitarra desde hace un par de décadas. Este sábado publica su undécimo álbum, Cuerpo de ventana, y lo presenta en una sala Galileo Galilei donde el pueblo llano ya ha agotado las entradas.

Ha crecido en un entorno de privilegio, quién lo duda, pero este pez algo salmónido que hoy nos ocupa —por aquello de nadar a contracorriente — jamás consintió que nadie le regalase nada. Residió entre los dos y los siete años en Londres y es bilingüe perfecto, pero canta y escribe poesía en castellano. Vivió la adolescencia en Monteclaro, una de las urbanizaciones más elitistas de Pozuelo de Alarcón, pero se cruzaba cada tarde medio Madrid porque sus amigos del alma eran dos vecinos de Aluche hoy ilustrísimos, los también juglares Marwán y Jairo Zavala (Depedro). Y, por acallar las insistentes voces familiares, accedió a cursar una carrera de “hombre decente”, Empresariales, en la que fue trastabillando durante siete largos años hasta obtener la licenciatura. Interés más bien escaso, bastantes porros en los jardines de la Ciudad Universitaria, abundantes visitas al bello alumnado femenino de Historia del Arte. Con el título entre las manos, se personó ante don Santiago Álvarez de Toledo para avisarle: “Ya hice lo que queríais. A partir de ahora mando yo”. Y decidió colocar todos los huevos en la cesta de la música. Nota aquí.



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