UNA TARDE
Son las seis menos diez,
en esta tarde fría de noviembre
ya empieza a anochecer.
Hoy no se viste el cielo de rojos imposibles,
simplemente oscurece sin dar el espectáculo,
sin el fugaz instante de gloria de otras tardes.
Quizá luego la luna ilumine algún sueño
o vierta sobre mí su luz prestada
para que pueda ver con más detalle
la larga oscuridad de mi impotencia.
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