miércoles, febrero 09, 2022

Rodolfo Serrano

 José Luis Morante nos cuenta en su Blog.

RODOLFO SERRANO. EL FRÍO DE LOS DÍAS

EL FULGOR DEL TIEMPO

   Se me permitirá que retarde un instante la mirada crítica sobre el quehacer poético de Rodolfo Serrano (Villamanta, Madrid, 1947) con un mínimo anecdotario personal. A pesar de los muchos amigos comunes, de mi admiración por su trabajo periodístico en El País, en la etapa más sobresaliente del medio de comunicación, y de la presencia de sus letras en la voz de cantautores que escucho con frecuencia, conocí al poeta en persona hace muy pocos meses. Coincidimos en Madrid, en un encuentro gastronómico organizado por Juan Antonio Mora Ruano que resultó, como suponía, un relato enunciativo, pleno de afecto y complicidad. En él normalizamos, con la incansable generosidad de Juan Antonio, las muchas afinidades que enlazan nuestras maneras de entender las cosas.

  Poco a poco, he ido hilvanando el perfil poético de Rodolfo Serrano. Sumo lecturas hasta llegar a su última ventana al sol, El frío de los días, subtitulado con un explícito aserto de orientación “Viejos tangos encontrados en una maleta”, que arranca con un texto introductorio de José María Sanz (Loquillo).

   El músico firma “El incendio en Lisboa”, un texto introspectivo que tiene el aire de un relato de serie B, esos que integran las ideas con un deje de perdonavidas, con el son canalla de quien habita la esquina del escepticismo, tras haber regresado de todos los viajes, y que siente una nostalgia crepuscular de lo no vivido. Loquillo habla del amigo, de su estar afectivo, de su devoción por una poesía habitable que comparte recuerdos y melancolías y que hace de la rutina una dulce derrota. Crónica aquí.



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