Tony Carmona, el rubio famoso al que no reconoce casi nadie
Ha sido brazo derecho de Gurruchaga, Aute o Luz Casal. Clásicos como ‘Loca’ o ‘Corazón de neón’ llevan su firma. Ahora, a los 62 años, afronta su debut en solitario.
Hace tiempo que Tony Carmona no firma un autógrafo detrás de otro, y en las inmediaciones del Café Central nadie parece reparar en la presencia de uno de los guitarristas de currículo más abultado que ha dado la música española a lo largo de las cuatro últimas décadas. Pero hubo años en que este músico de aspecto eternamente joven no podía dar dos pasos seguidos sin que los seguidores ―y no digamos ya las seguidoras― le interceptaran por la calle.
Por eso le divierte tanto ejercer ahora de recién llegado, saberse con el cuentakilómetros a cero cuando, después de mucho tiempo deshojando la margarita, se ha animado a debutar como artista en solitario. Lo hace con un álbum de blues-rock afilado y contundente, Plug the jack, en el que al fin ejerce como ese jefazo musical que, incluso desde un extremo del escenario, siempre fue. “La fama te hace dependiente del halago. He conocido y convivido con el éxito, y te vuelve muy vulnerable”, resume.
Barcelonés del 59 nacido bajo las estrellas de Aries, a Carmona le divierte presumir de que esos 62 años que delata el DNI son “apenas 35 de edad mental y no más de 40 si nos fijamos en el cuerpo”. Conserva, bien es verdad, ese aspecto ágil, elástico y jovial de cuando se erigió en “el rubio de la Orquesta Mondragón”, aquel 1984 en que incluso pasó por Londres para esculpir mejor su melenaza y machacarse bien la musculatura en los gimnasios, cuando por estos pagos aún no teníamos ni idea de qué demonios era un preparador personal. Ahora mantiene la tonalidad capilar con la ayuda del tinte, bien es verdad ―“el pelo me nace algo grisáceo y no me lo dejaré de teñir hasta lucir una cana uniforme”, anota, presumido—, pero solo guarda buenas palabras para quien fuera su primer gran jefe y mentor. “Javier Gurruchaga era y es un hombre divertido, culto y sofisticado. Muy exigente siempre, pero adorable con su talante burlesco. De vez en cuando nos reseteamos y concedemos unos meses de respiro, pero seguimos ejerciendo como pareja de hecho”, resume, agradecido. Nota aquí.
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