Carlos Bardem

 “A los Bardem no nos callan, no nos asustan y no nos pueden boicotear”

La novela 'El asesino inconformista' da voz a un sicario que persigue desde las cloacas a políticos corruptos, y le ha procurado al escritor y actor el mayor premio de la Semana Negra de Gijón

Fortunato es un asesino a sueldo, pero no uno cualquiera. Es culto, con un férreo compromiso ideológico y carece de escrúpulos para matar debido al perfil de sus víctimas: políticos corruptos que están a punto de “cantar” frente al tribunal y que “los suyos” quieren borrar del mapa. No puede dejar rastro, por eso aprovecha sus malos hábitos y adicciones para fulminarlos con un pinchazo bien cargado de cocaína entre los dedos del pie u otros químicos que apunten a una noche de desfase.

Ni los negocios de Fortunato tienen un halo de thriller elegante, más bien de vendetta cañí, ni El asesino inconformista (Plaza y Janés) es una novela negra al uso, aunque Carlos Bardem haya ganado con ella el premio Dashiell Hammett 2022 al mejor libro policiaco escrito en español, recibido ex aequo en la Semana Negra de Gijón. Después de los cinco años de minuciosa investigación sobre el papel colonialista de España para Mongo Blanco, su anterior obra, el actor y escritor ha querido empaparse de una trama actual, presente cada día en la prensa y los telediarios Nota aquí.



Chuck Leavell

 "Mick Jagger debe ser de otro planeta"

Desde 1982, el pianista es una pieza esencial en la banda, no solo por su talento sino porque lleva un diario de anotaciones musicales que se convirtió en la "Biblia Stone". "¿Cómo me voy a cansar de tocar algunas de las más grandes canciones alguna vez escritas en el rock'n'roll?", señala.

Incluso si no conocés a Chuck Leavell por el nombre, seguramente lo escuchaste tocar. Lo conocés por su trabajo al piano en el emocionante instrumental de los Allman Brothers "Jessica", grabado en 1973, que lo hizo omnipresente como banda de sonido del programa sobre autos Top Gear. Y estuvieron sus sesiones para bandas como Train, que puso a Leavell al frente y al centro en su enorme hit de 2001 "Drops of Jupiter". De manera alternativa, si sos uno de los incontables millones de personas que vieron a The Rolling Stones en vivo en cualquier punto desde que empezó a tocar con ellos en 1982, te habrás percatado de su ecuánime presencia dándole un anclaje a la más grande banda de rock and roll desde detrás de los teclados. El hombre de 70 años con rostro de querubín y barba blanca como la nieve nacido en Birmingham, Alabama, le atribuye su casi medio siglo de éxito a la habilidad de prestarle un toque de la autenticidad de rock sureño a cualquier canción que engalane. "Mis manos tienen acento sureño", dice un sonriente Leavell, levantándolas como si fuera a tocar un riff en un piano invisible.

El músico está hablando por video desde una habitación de hotel en Amsterdam, al día siguiente de un show en el que los Stones continuaron su celebración por 60 años de carrera frente a una audiencia de 53 mil personas. El show había sido pospuesto en junio, cuando Mick Jagger dio positivo de covid, pero se recuperó totalmente a tiempo para las masivas apariciones de la banda en el Hyde Park de Londres. "Mick está de regreso en perfecta forma. Es un lunático corriendo por todas partes. Debe ser de otro planeta, es todo lo que podemos suponer", dice Leavell con un asombro palpable. "La mayoría de nosotros sintió que entre el segundo show del Hyde Park y el de Milán estuvieron los dos mejores conciertos de la gira hasta ahora, pero todos fueron muy consistentes." Nota aquí.



sábado, julio 30, 2022

Bar Watson’s

 De hotel de prestigio a restaurante: reabrió Watson’s, un hito de Belgrano

Supo ser uno de los alojamientos más destacados de la ciudad, donde se hospedó hasta Sarmiento. Hoy es un café y restaurante que recupera el brillo de sus primeros tiempos.

Es uno de los edificios más antiguos de Belgrano. En tiempos en los que este barrio era un pueblo y un municipio perteneciente a la provincia de Buenos Aires, un inglés llamado Thomas Watson se radicó en el país y fue a instalarse en estos pagos. Corrían los primeros años de la década de 1860, y decidió construir un hotel y ponerle su nombre. Con arquitectura clásica, dos pisos y un mirador para divisar la llegada de las diligencias, Hotel Watson’s precedió incluso a la Iglesia de la Inmaculada Concepción (más conocida como “la Redonda”), que fue construida varios años después precisamente al lado. Su prestigio fue grande: llegó a ser hospedaje de figuras ilustres como Nicolás Avellaneda, Domingo Faustino Sarmiento y Bartolomé Mitre.

También supo ser el refugio de un amor prohibido, en el que se encontraban los amantes Teresa Scheiber y Julio Rohlfs, inmigrantes alemanes que habían llegado en el mismo barco hacia 1878. Aquí los encontró Carlos, el marido de Teresa, y ante la desesperación, Julio tomó un arma, le disparó a su amante y luego se suicidó. Ni siquiera una cesárea de emergencia pudo salvar al hijo de Teresa, que estaba embarazada de ocho meses al momento de su muerte. Y así, el Hotel Watson’s se convirtió también en un sitio de misterios y leyendas, corazón de un crimen pasional. Nota aquí.





Daniel Hendler

 "No me interesa hacer reír como único objetivo"

Lleva estrenadas tres películas este año y ahora suma la cuarta, sin dejar de lado el teatro, como actor y director, y también las series, como "División Palermo", que se verá en Netflix.

Todo terreno. No cabe otro calificativo para describir el momento que está viviendo el uruguayo Daniel Hendler. Como director de teatro, en marzo estrenó Adelfa en El Camarín de las Musas (que sigue en cartel), mientras que como actor sigue con las funciones de Las manos sucias, la adaptación de la obra de Jean-Paul Sartre, que dirige Eva Halac en el Teatro San Martín. Y acaba de terminar el rodaje de la serie División Palermo, que se estrenará próximamente por Netflix. Pero, se sabe, Hendler es también un hombre de cine. Y en medio de la pandemia, este año ya estrenó tres películas como actor: Virus 32, magnífico relato de terror del uruguayo Gustavo Hernández; El sistema K.E.OP/S, segundo largometraje de Nicolás Goldbart, y Pequeña flor, la cuarta película de Santiago Mitre, poblada de acontecimientos fantásticos. Parafraseando a los vendedores ambulantes, “y como si esto fuera poco”, a Hendler se lo verá por cuarta vez en la pantalla grande en lo que va del año: el jueves 4 de agosto estrenará Lunáticos, comedia negra de Martín Salinas, en la que Hendler comparte cartel junto a Luis Ziembrowski, Rafael Spregelburd y Verónica Llinás, entre otros.

Lunáticos narra las vivencias de varios personajes que habitan las ciudades de Buenos Aires, México y Montevideo, quienes entrecruzan sus historias, las locuras del mundo globalizado y la realidad local de cada uno de ellos, justo en el momento en el que el presidente de Estados Unidos comienza a enviar posteos en redes sociales, eliminando todo el comercio con China. El rumor que satura los medios del mundo es que el mandatario norteamericano fue encontrado encerrado en el baño del Salón Oval, aparentemente sobremedicado. El tsunami financiero mundial que se desata y el caos de información en los medios impactan de lleno en la vida familiar, afectiva y económica de estos singulares personajes. Nota aquí.



viernes, julio 29, 2022

Rodolfo Serrano

 Una parte de ti

Lávese usted sus partes,
te dice la auxiliar de enfermería.
Misericordes sus manos,
como las de la Magdalena,
te bañan
el cuerpo destrozado
-y no es una metáfora-,
acarician los negros costurones,
humildes, blandas de agua,
besan tu piel marchita
en este cruel combate
contra el tiempo del último reloj.
Tus pedazos, tus partes.
Nunca hubo
mejor definición
de ese espacio más íntimo
derrotado y herido.
Esa pequeña parte
de humanidad que aguanta
y resiste a los golpes,
al desastre y la sangre,
(Al menos, de momento).
Foto, inigualable metáfora de la vida, de Raul Cancio.



Rafa Mora

 CERCANÍAS

En las cercanías de los trenes hay distancias insalvables.
Un ruido de cansancio que retumba como un martillo plomizo.
Brilla, en los vagones, la rutina incrustada.
Y las miradas furtivas,
con la excusa del paisaje, huyen de la realidad,
otean el cielo e imaginan vidas ajenas a las suyas.
Hay en los trenes un ritmo poético,
una hipérbole mal curada,
una personificación de la vida.
Y yo escribo y observo.
La luz del sol se filtra por los cristales,
y entonces todas las emociones,
todos los rostros,
todo el universo se concentra en la próxima salida.
Y es ahí,
donde la realidad se ampara,
porque la ficción se baja, cabizbaja e inquieta,
y queda, irremediablemente,
el vértigo de huir, siempre, hacia ninguna parte.



Osvaldo Fattoruso

 El recuerdo de Osvaldo Fattoruso, a diez años de su muerte

El menor de los "Fatto" era versátil, polifacético y experto en superponer estilos sin temor a represalias puristas. 

Que la patria es un suceder, escribió Leopoldo Marechal en su extraordinaria novela Megafón o la guerra. Ahora bien, supóngase que Artigas hubiese triunfado en su idea de patria libre y grande, y que Uruguay y la Argentina fueran parte de una misma nación. Entonces, si la patria es efectivamente lo que el poeta depuesto pensó –que sucede, que no es siempre la misma— y si tal ecuación aplica al sueño de Artigas, entonces evocar a un tipo como Osvaldo Fattoruso tiene sentido: solo hay que trasladar la línea Artigas-Marechal al terreno musical y asunto zanjado.

Con varios músicos -no muchos, en verdad- podría aplicarse la misma “abstracción”. Pero ahora toca con "el Osvaldo", porque falleció hace exactamente diez años. Aquella alborada del 29 de julio de 2012, en vez de estar sentado frente a su versátil batería en algún bar del mundo, se lo llevaba la Parca a tocar con Dios. O con Belcebú, quien sabe. Lo que sí se sabe es que sería imposible contar la historia de la música contemporánea del Río de la Plata –y por qué no en clave artiguista-marechaliana- sin asentar cabeza y corazón en él.

No había que irse muy lejos para comprobar por qué. Con ir hasta ocho meses antes de su fallecimiento, alcanza. Sería como empezar un viaje hacia la semilla -ahora en clave Carpentier- contar el día en que el hermano menor de los Fattoruso tocó por última vez en Buenos Aires. Ocurrió en el Boris Café: privilegiados quienes hayan estado allí, porque el Osvaldo mostró una vez más que la patria de Artigas también era un suceder en términos musicales. Que al candombe antiguo, ultrapercusivo y perenne de los primeros negros rioplatenses podía ensamblársele algo de rock, algo más de jazz, y cualquier fusión que apareciera en trance de jam. Nota aquí.



jueves, julio 28, 2022

Alberto Ammann

 "Hollywood, a nivel político, es como la mafia"

El actor protagoniza el último éxito de Netflix, la serie 'La noche más larga', un 'thriller' marcado por los conflictos morales. Ammann es descendiente de menonitas, hijo de activistas, antiguo currante precario y partidario de la democracia directa.

"La moral", se lanza Alberto Ammann (Córdoba, Argentina, 1978), "tiene que ver con hacer lo correcto". ¡Lo correcto!, ay, Dios mío, ¿pero qué demonios es lo correcto, Alberto? "Lo correcto es lo que está socialmente aceptado como correcto, porque tú puedes pensar lo que quieras, pero hay una serie de normas que divide las cosas entre lo que está bien y lo que está mal, y no te puedes desprender de eso".

Pongamos un ejemplo nada al azar: si usted tiene que elegir entre la vida de su hija o la de varios trabajadores de su empresa, ¿qué sería lo correcto? "Yo salvo a mi hija, y después ya veré cómo duermo por las noches", contesta él. No nos hemos vuelto locos con la pregunta: es este uno de los conflictos morales a los que se enfrenta el personaje al que el actor da vida en su último trabajo, La noche más larga; un thriller de Netflix que nada más estrenarse se ha colado entre lo más visto de la plataforma. Nota aquí.



Ana Montojo

 MI CASA

Y está tan solo
que ni al deseo llama
(Francisco Caro “Locus Poetarum”)
Mi casa es un silencio de libros y recuerdos,
un teléfono mudo casi siempre,
la música que suena como fondo
de lo que no me atrevo ni a soñar.
Me dicen que la vida
se puede improvisar a cada instante,
pero si a una le atrapa
esta droga terrible de estar sola
y no sabe si llora por el tiempo pasado,
por lo poco que queda por vivir
o si es por esos versos
que acaba de leer y que le han puesto
a Dorian Gray delante de los ojos,
poco se puede hacer más que fumar
y esperar que anochezca
escribiendo el peor de los poemas.
El que hable de una casa grande y llena de niños,
que al volver del colegio preguntaban
está mamá, pidiendo la merienda.
Y mamá, casi siempre,
estaba en la cocina, porque entonces
eso de escribir versos aún no entraba en sus planes.
Había que hacer la cena, mandarlos a la ducha,
revisar los deberes y pensar qué facturas
eran las más urgentes,
al tiempo que miraba de reojo
el rictus de tus labios,
o el ritmo que llevaban tus rodillas,
tratando de intuir tus pensamientos.
Y al final de la noche, con un poco de culpa,
soñar en otra cosa.
Muchos años después
-tantos que aquellos niños ya son padres,
menos el que será un niño para siempre-
mi casa se ha encogido
y se me está olvidando cocinar.
Mi casa se ha encogido
hasta el mínimo espacio imprescindible
para llamarse casa. Y ni siquiera es mía,
aunque eso no me apena
siempre será más leve mi equipaje.
Perdonad, no era esto, no era esto
lo que quise escribir, solo quería
tratar de comprender de dónde vienen
estas jodidas lágrimas.
Tan a destiempo ya, tan a destiempo.



Juan Diego Botto


El debut de Juan Diego Botto como director competirá en el festival de cine de Venecia

La película, protagonizada por Penélope Cruz que estrena otro filme en el certamen, se verá en la sección Horizontes. Iñárritu, Guadagnino o Laura Poitras optarán al León de Oro

Para su 90º cumpleaños, el festival de Venecia se ha regalado dos de las películas más esperadas de la temporada. Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, el regreso del mexicano Alejandro G. Iñárritu siete años después de El renacido, y Blonde, la biografía de Marilyn Monroe de Andrew Dominik, con Ana de Armas en la piel del mito, competirán por el León de Oro, que se entrega el próximo 10 de septiembre. Cineastas como el italiano Luca Guadagnino, los estadounidenses Darren Aronofsky y Laura Poitras o el irlandés Martin McDonagh se disputarán el premio principal de la 79ª edición del certamen de cine más antiguo del mundo -entre guerras y protestas, no se celebró en varias ocasiones, de ahí que cumpla nueve décadas-. La Mostra también acoge En los márgenes, el debut detrás de la cámara de Juan Diego Botto, con Luis Tosar y Penélope Cruz (protagonista también de un filme en la competición), en la sección paralela Horizontes, así como un corto con Javier Bardem. Nota aquí.




miércoles, julio 27, 2022

Luis García Montero

 En cayuco

Mientras algunos innovadores regalaban coartadas al espíritu reaccionario, confundiendo la razón de Estado con una razón de establo, don Quijote se hizo medieval para convertirse en un humanista partidario del progreso.

Don Quijote no deja de sorprendernos. Cansado del medievalismo que pretendía reconquistar España en los inicios del siglo XVII, Cervantes inventó un personaje educado y lector. Pero en un quiebro del destino se le volvió loco. Época de paradojas luminosas y de peros. Buscaba un individuo libre, capaz de decidir su propio destino frente a los dogmas religiosos, pero resulta que don Quijote usó su libertad para hacerse siervo, caballero medieval con los ojos vueltos a los códigos de una honra trasnochada. Y, sin cansarse de sorprender, consiguió que su locura fuese ejemplo de dignidad humana, una continua apuesta de solidaridad con los menesterosos.

En cualquier tiempo, en cualquier sociedad justa o injusta, sagrada o moderna, hay gente buena y gente desalmada que utiliza la vida al servicio de su pragmatismo avaricioso. Las cuestiones del futuro nunca están claras, son carne de un cañón irónico. Mientras algunos innovadores regalaban coartadas al espíritu reaccionario, confundiendo la razón de Estado con una razón de establo, don Quijote se hizo medieval para convertirse en un humanista partidario del progreso. Nota aquí.



martes, julio 26, 2022

Ernesto Alterio

 "Es la historia de un cuerpo sin tumba"

“Para construir mi personaje hubo que bucear en la estructura de los militares en esa época puntual. Un militar de ascendencia alemana, además, que tenía una manera de hablar peculiar", explica el hijo de Héctor Alterio.

“Me basé bastante en la novela de Tomás Eloy Martínez para preparar el personaje de Moori Koenig, pero en el libro de Pedro Ara también se lo menciona bastante”. Ernesto Alterio responde a las preguntas de Página/12 en una entrevista mano a mano realizada pocos días antes del estreno de Santa Evita. Su personaje es uno de los más extremos de la historia: el jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército encargado de secuestrar el cadáver de Eva Perón y hacerlo desaparecer luego de la así llamada Revolución Libertadora; antes edecán de Evita y encargado, según la descripción de la novela, de espiar y rendir cuentas de las actividades y estado general de la primera dama durante su enfermedad, a pedido del mismísimo Juan Domingo Perón. En palabras de Eloy Martínez, “su extravagante deber consistía en elevar partes diarios sobre las hemorragias vaginales que atormentaban a la Primera Dama, de las que el presidente debía estar mejor enterado que nadie. Pero así eran las cosas en aquella época: todos desconfiaban de todos’”.

“Hay otro texto que fue muy importante para mí”, continúa detallando Alterio, “que es el cuento de Rodolfo Walsh Esa mujer. Tengo entendido que el propio Eloy Martínez lo utilizó como uno de los puntos de partida para la novela”. A la hora de pensar en la preparación del Moori Koenig de la ficción, el actor, que nació en Buenos Aires en 1970 y cuya carrera siempre ha alternado trabajos en su país natal y en España, cree que se trata de un personaje muy especial. “Para construirlo hubo que bucear en la estructura de los militares en esa época puntual. Un militar de ascendencia alemana, además, que tenía una manera de hablar peculiar. El lenguaje corporal fue importante. También la época: la manera de expresar las emociones, la forma en la que se relacionaban los hombres y las mujeres. A eso hay que sumarle la complejidad del paso del tiempo, porque cuando comienza la historia el personaje tiene 35 años –un hombre pulcro, en el zenit de sus capacidades–, y termina con sesenta y largos, completamente alcoholizado y psicótico. Es un abanico muy grande. Para un actor, esa es una de las cosas buenas que permiten las series: poder construir un personaje con tantas aristas”. Nota aquí.



lunes, julio 25, 2022

Paris Joel

A Casa do Vello Cidre
Coma un trombo nas veas da modernidade
Atópase a casa do vello Cidre,
Matria telúrica dunha Galiza que resiste
A esclerose dunhas horas contadas.
A súa mirada de 1910 lévame ao tempo
Dos efémeros amarotes
e as mazás roubadas,
Das conversas cos animais
E o camiño da escola
Sempre tan, tan lonxana.
Coma a perenne vixía da costa de Cangas
EU siento que me fala,
E se por ela fora,
EU sei que xa estaría derrubada.
Pero a casa ten un fillo a quen coidar,
Qué sería do vello Cidre neses aparcadoiros de inminentes mortos,
Nese inmenso loito de branco oriental,
Non, ela, endexamais permitiría iso,
E cas bágoas entre as tellas,
A terra coma chan,
E as paredes de engurras,
Agarima ó vello ate o final.
As veces, a luz da cociña sáeme ó paso
E atisbo a ver ó vello Cidre na súa soidade.
Alomenos él xa sabe o que hai.



Enrique Cadícamo

 Enrique Cadícamo

Vivió casi exactamente el entero siglo: Enrique Cadícamo, poeta del tango y de Buenos Aires nació el 15 de julio de 1900 y murió en diciembre de 1999… Se dice que tenía registradas más de 800 letras de tangos, o de milongas y valsecitos… Y nada de verdurita: Madame Ivonne, Tres esquinas, Los mareados, Nostalgias, Garúa, Nieblas del Riachuelo, y la lista podría hacerse interminable, a lo que hay que añadir unos cuantos libros de poesía y alguna novela.
A caballo entre la generación inicial de letristas y la más moderna, hizo todo tipo de letras: desde malevas y rantes, a melancólicas, satíricas, finas y poéticas, en todos los tonos y para todas las voces. Era también, como es natural, un personaje de la noche porteña.
Anclao en París
Tirao por la vida de errante bohemio
estoy, Buenos Aires, anclao en París.
Cubierto de males, bandeado de apremio,
te evoco desde este lejano país.
Contemplo la nieve que cae blandamente
desde mi ventana, que da al bulevar
las luces rojizas, con tono muriente,
parecen pupilas de extraño mirar.
Lejano Buenos Aires ¡qué lindo que has de estar!
Ya van para diez años que me viste zarpar…
Aquí, en este Montmartre, fobourg sentimental,
yo siento que el recuerdo me clava su puñal.
¡Cómo habrá cambiado tu calle Corrientes..!
¡Suipacha, Esmeralda, tu mismo arrabal..!
Alguien me ha contado que estás floreciente
y un juego de calles se da en diagonal…
¡No sabes las ganas que tengo de verte!
Aquí estoy varado, sin plata y sin fe…
¡Quién sabe una noche me encane la muerte
y, chau Buenos Aires, no te vuelva a ver!



domingo, julio 24, 2022

Paris Joel

En Mi Cuarto

En mi cuarto vigilo el sueño de la sirena,
La paz de los niños,
Los zapatos rebeldes, amontonados.
Percibo pájaros, y automóviles
Que entran y salen por la ventana,
La artrosis del ascensor,
Y el martillo de algún frustrado carpintero.
La mañana está sucia de ruidos,
Y no hay jabón para tantos siglos.
A veces me pregunto como estaré
Cuando pueda describir todas las mañanas,
Y el nuevo Sol traiga ecos de nuevas despedidas.
Mientras pueda abrazar a la sirena
Desaparecerá la cola de pez
Y surcaremos el mar en tierra.
Por el momento, con eso me basta.



Juan José Sebreli

 Auge y declinación de los grandes bares de Buenos Aires

En las sociedades de la antigüedad no había otro lugar de encuentro entre la nobleza que la Corte. En la república romana, los baños, que luego adquirirían el nombre de turcos, se convirtieron en lugares de conversación para las clases altas que no tenían acceso a la Corte. En el siglo XVIII, con la Edad Moderna y el surgimiento de la burguesía, afloraron los salones, generalmente dirigidos por una gran dama; allí se codeaban la aristocracia y la burguesía, dando pie a todo tipo de intrigas y habladurías, como lo muestra Marcel Proust.

La expansión de la burguesía tornó necesaria la existencia de lugares de reunión para cuyo acceso bastara con tener buena presencia y poder pagar la consumición. Así nacieron los cafés.A su vez las clases más bajas crearon sus propios lugares de encuentro, llamados tabernas. En los cafés existió al principio, y hasta bien entrado el siglo XX, una discriminación por clase y también por género.Las mujeres solas casi no asistían, a riesgo de ser mal consideradas, y solo había un sector, separado del resto por una mampara, llamado “Salón para familias”, donde quedaban recluidas.

Los primeros bares porteños estaban en las proximidades del Cabildo. En 1799 surgió el Café de los Catalanes, caracterizado por reunir a los adversarios del Virrey; y dos años después, en 1801, el Café de Marco, donde se juntaban los que estaban a favor. Si bien ambos cafés sucumbieron durante el siglo XIX, el Café de Marco reabrió con ese nombre y evocaciones del original, pero en otra dirección, siendo lugar de cita de los miembros de la logia masónica.

Algo muy típico de los pueblos en el siglo XIX y principios del XX fue la pulpería, donde acudían guitarristas y payadores, por lo que podríamos decir que fue un antecedente del café concert.

En la Avenida de Mayo y sus cercanías, ya en el siglo XIX, nacieron bares clásicos como El Tortoni y Los 36 Billares. El Tortoni se hizo famoso por las tertulias de poetas, siendo Alfonsina Storni una asidua concurrente. Federico García Lorca, que durante su exilio vivió en el Hotel Castelar, solía juntarse con amigos en el sótano de Los 36 Billares, que quedaba enfrente. Ya en el siglo XX la Avenida de Mayo se llenó de cafés y en la esquina de Salta, durante la Guerra Civil Española, había dos bares, el Iberia, frecuentado por los republicanos, y el Español, que era refugio de los franquistas. De vereda a vereda, se intercambiaban amenazas. Cuando se ensanchó la calle Corrientes fueron muriendo los bares de Avenida de Mayo y hoy sobreviven solo El Tortoni, gracias al turismo, y Los 36 Billares, ayudado por shows típicos de tango.

Jorge Luis Borges fue adoptando distintos cafés durante su vida. En su época madrileña frecuentó el café Colonial y la legendaria peña del Pombo, donde conoció a Rafael Cansinos-Assens y a Ramón Gómez de la Serna. Ya en Buenos Aires participó de las reuniones de los sábados a la noche que se celebraban en La Perla del Once, trabando allí amistad con Macedonio Fernández. En una etapa posterior Borges solía ir al café Saint Moritz, que quedaba cerca de su casa. Nota aquí.