CERCANÍAS
En las cercanías de los trenes hay distancias insalvables.
Un ruido de cansancio que retumba como un martillo plomizo.
Brilla, en los vagones, la rutina incrustada.
Y las miradas furtivas,
con la excusa del paisaje, huyen de la realidad,
otean el cielo e imaginan vidas ajenas a las suyas.
Hay en los trenes un ritmo poético,
una hipérbole mal curada,
una personificación de la vida.
Y yo escribo y observo.
La luz del sol se filtra por los cristales,
y entonces todas las emociones,
todos los rostros,
todo el universo se concentra en la próxima salida.
Y es ahí,
donde la realidad se ampara,
porque la ficción se baja, cabizbaja e inquieta,
y queda, irremediablemente,
el vértigo de huir, siempre, hacia ninguna parte.
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