“Llevo coraza desde niña: no me aprieta y me protege”
La pequeña de las hijas del mito Lola Flores celebra el Grammy latino a toda su carrera y piensa que, a sus 58 años, más que cosechar sigue sembrando: “No sé qué es la edad ni cómo debería ser o parecer a la mía. Me siento joven y con energía”
Rosario Flores, luciendo súper Rosario Flores —pelazo, cuerpazo, perfilazo—, aparece rutilante en la recepción del hotel madrileño donde concede una entrevista tras otra para pregonar al mundo su alegría por su nuevo Grammy latino, esta vez a la excelencia en su carrera. La sigue, solícito, además de un pequeño séquito de asistentes, un maquillador que le matiza los brillos y le atusa los rizos para las fotos, aunque luego se los desordene ella misma acatando las sugerencias del fotógrafo, al que insiste varias veces, eso sí, en que aleje la cámara a prudencial distancia de su moreno cutis. “Tengo una edad”, arguye. Y todas. Y todos.
¿Por qué tengo la sensación de conocerla de toda la vida?
Porque me conoces de toda la vida, porque nací hija de mi madre y de mi padre y hermana de mis hermanos. Mucha gente me conoce desde que nací. O cree conocerme.
¿Y por qué, entonces, no tengo ni idea de quién es en realidad?
Por eso, porque no me conoces. Porque he cuidado muchísimo mi vida personal, que es enorme, grandiosa y maravillosa. Porque he luchado por ser yo, Rosario, porque quise buscarme y no empezar como artista hasta crear mi propio estilo. Todo el mundo sabe quién soy, pero yo no sé quién es nadie. Y eso, a veces, es jugar con desventaja. Me he sentido muy observada desde pequeña y he ido eligiendo yo misma cómo vivir. He escogido mi camino y he sido muy dura conmigo misma porque he amado mucho mi arte y he temido mucho equivocarme. Te creas un mundo interior que es solo tuyo. Nota aquí.
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