viernes, noviembre 25, 2022

Manolo García

 Clase de sensatez filosófica, por Manolo García: “La soledad quita vida”

El músico edita dos discos, sale de gira y desglosa para EL PAÍS “pequeñas teorías torpes que a mí me ayudan”

Siempre pasa lo mismo cuando Manolo García entra por la puerta de un hotel. Nada más llegar a la recepción, el personal del hotel le dice: “La clave de la WiFi es…”. García le frena: “No, no, yo no quiero ni WiFi ni internet”. Le miran como a un bicho extraño, claro. El músico barcelonés (66 años) es un hombre de otro tiempo. Él mismo reconoce que le hubiera gustado vivir en la época de Al Ándalus. “He idealizado ese periodo. Es verdad que había garrotazos, como en todas las épocas, pero existían unos valores que hoy son difíciles de encontrar”, afirma en un hotel madrileño. El cofundador (junto a su amigo Quimi Portet) de El Último de la Fila acaba de editar dos discos, 27 canciones nuevas, la demostración de que vive momentos de alta creatividad: Mi vida en Marte, de concepto pop-rock, y Desatinos desplumados, donde los protagonistas son la guitarra española y el requiebro flamenco. En junio arranca una gira que se extenderá hasta diciembre. En la charla con este diario repasa temáticas “de la vida” que él llama “mi filosofía de bolsillo”. “Son pequeñas teorías torpes que a mí me ayudan”, señala. En realidad, es la voz del hombre sensato y despojado de postureo.

El único tesoro de la vida. “No tengo ni móvil con internet ni correo electrónico [y muestra su teléfono, uno pequeño, solo para hacer y recibir llamadas]. No intento adoctrinar, que cada uno haga lo que quiera, pero lo que más valoro en mi vida es mi tiempo, mi único tesoro. Y no lo quiero emplear en estar todo el día tecleando un móvil. Yo no quería ser mecanógrafo, quería ser músico. Si estoy en Zaragoza y tengo un rato me voy a los Monegros o al Moncayo, y camino dos horas por pueblos perdidos. Lo que no voy a estar es dos horas respondiendo mensajes en un grupo de WhatsApp. No quiero tener la obligación de leer las sandeces que me envía por WhatsApp un primo mío. Prefiero leer a Borges… Y no porque yo vaya de intelectualoide. Pero prefiero leer cosas de gente que ha dejado un legado de verdad, de saberes misteriosos. Y se puede llamar Borges, Bolaño, Cormac McCarthy o Lope de Vega. Soy protiempo, libertad, flipe... Hostias, es que flipar para mí es vivir. Estar vivo es una flipada muy grande. ¿Tengo que gastar mi tiempo a estar a la última en los chirimbolos del móvil? No creo”. Nota aquí.




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