sábado, marzo 25, 2023

Rodolfo Serrano

 Un wasapp

El olor de café por las mañanas. Una simple
ojeada a los periódicos.
Y el tedio cotidiano, esa terrible
sensación de que todo es un absurdo.
Y que, ahora mismo, sería lo más justo
que cayera una bomba y acabara
con este perro mundo. Un meteorito
como aquel que eliminó a los dinosaurios.
Me tomo mis pastillas. Otro día
en guerra con mis entrañas, Don Antonio.
Salir a por el pan y a la botica.
(Hace tiempo lo dije:
gasto más en farmacias que en los bares)
Los árboles empiezan
a brotar. Y el sol calienta suave
este cuerpo ya frágil y aterido. Me marea
el ruido de automóviles. Camino
sin prisa y sin destino.
Quedan lejos los días de la gloria
-si alguna vez la tuve-.
Las horas son eternas. Por la tarde
leeré a algún poeta. Y pensaré… quién sabe.
Dormitaré -de fondo, alguna peli de vaqueros-
y veré, hastiado y harto, cómo el día
se va de la ventana y deja entre mis manos
esa desolación de los crepúsculos a solas.
Mas, de pronto, ni bombas
ni meteoritos
ni tedio ni cansancio ni tristeza.
La vida va y se viste de colores:
por este invento feliz de los teléfonos,
mi nieto que me escribe: “Hola, abuelo…”
La foto es de Raul Cancio



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