jueves, mayo 11, 2023

Víctor Casaus

 «No cantamos a la Revolución, sino dentro y desde ella»

Víctor Casaus dice vivir en una constante contradicción. Por una parte su obra personal como creador —poesía, cine, testimonio— y por otra, esa absorbente e imprescindible labor como gestor cultural por la que es constantemente requerido. Ambas necesarias, ambas destacadas, pero a veces incompatibles porque "hay más tiempo que vida"

En esa labor creativa y más personal Víctor Casaus tiene varios proyectos, entre ellos dos libros de poesía. El primero Poemas antipandémicos, obviamente influido por la experiencia personal que ha supuesto el aislamiento personal y la enfermedad en tiempos del COVID.
 
El segundo una antología de poemas de amor que reúna los poemas "más de amor que otros" ya publicados en libros anteriores pero organizados de otra manera; y en un guiño a su primer libro de poemas Todos los días del mundo, titularlo como Todos los amores del mundo.

Algunos de esos poemas han sido musicados por Silvio Rodríguez, Augusto Blanca, Santiago Feliú y Vicente Feliú; entre otros muchos y, entre ellos, muchos jóvenes; y en otros de sus proyectos quisiera reunir algunas de estas canciones a guitarra y voz en otro volumen más al estilo de Para mirar nacer y otros poemas compartibles.

Enorme pasado y frenético presente y futuro de un gran creador eclipsado a veces por su labor de activista cultural al frente del Centro Pablo de la Torriente Brau en La Habana.

Vamos a hablar de todo ello un poco con Víctor, uno de esos "imprescindibles de luchan toda la vida".

Este año se cumplen 50 años de la fundación oficial de la Nueva Trova Cubana. Me gustaría que nos contaras cómo lo viviste esa época tú en primera persona, no como espectador, sino como protagonista.

Eso es una parte bien importante de mi vida. Hay una confluencia maravillosa de tiempo con la Trova y esta generación nuestra, la de los poetas de la "Generación del Caimán" que se llamó así porque un grupo de poetas fundamos el 66 una revista llamada El Caimán Barbudo que fue una publicación muy importante en aquel momento.

Formamos parte de El Caimán su director y fundador Jesús Díaz; Guillermo Rodríguez Rivera, que fue secretario de redacción; Luis Rogelio Noguera Wichy, nuestro hermano que partió muy temprano; y yo. El creador gráfico del Caimán fue el "Gallego" Posadas fue el que le puso el nombre al Caimán y también creó el logotipo. Entonces ese equipo, más otros compañeros que después se agregaron, fuimos los que iniciamos El Caimán.

En el primer número publicamos una especie de manifiesto que se llamó "Nos pronunciamos" donde proponíamos nuestras ideas sobre la poesía en un sentido de traerla más hacia la gente, hacia nosotros, inspirados también por un poeta cubano extraordinario, que por cierto fue compañero de Pablo de la Torriente Brau, llamado José Zacarías Tallet.

Era nuestro una especie de lema sacado de un verso de Tallet que decía "la poesía está en todas partes, la cuestión es dar con ella". Entonces ese sentido del descubrimiento de la belleza en las cosas cotidianas nos inspiró mucho. Nota aquí.






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