viernes, junio 09, 2023

Silvio Rodríguez

 Silvio y los pasos de la libertad

Toda distinción será insuficiente para reconocer la obra del artista…

Silvio Rodríguez es más que un cantautor. Se trata de la voz de una generación que aún nos habla desde la huella en la historia de los sucesos más trascendentes del siglo pasado. Hay canciones del poeta que dicen acerca del amor, otras sobre la muerte y muchas sobre el alma profunda del cubano común. El artista ha hecho un mundo en el cual cabe la duda, también donde la certeza es la guía para proseguir el camino hacia un horizonte de creación y de fe en la nación que se construye. Pocas veces se halla una conciencia tan preclara de lo que hay en materia de realización de los grandes proyectos. En Silvio se da la epifanía del que poetiza la realidad y la devuelve hecha una verdad otra, un universo en el cual más que arte se nos regala la certeza de la felicidad. Hemos enamorado a nuestras parejas con canciones suyas, también supimos del miedo y de la ternura, estuvimos al borde del abismo existencial y buscamos en el compositor ese enorme legado de paz.

Cuando se escriba la historia de las emociones en la música cubana, hay que buscar en estas piezas la base de la realización y de las insatisfacciones, de la verdad luminosa y de las oquedades de nuestro ser cubano. Silvio es un mundo que lo engloba todo y que no permite que la mediocridad se adueñe del presente. Siempre es un hombre que expresa lo que siente, que no se detiene en nimiedades, sino que vive en la grandeza sencilla de la obra. Por ello ha merecido tantos reconocimientos, precisamente porque, como conciencia crítica que es, nos ha mostrado el camino, ha hecho de guía y de ángel tutelar. En los debates más fuertes, el artista ha ido contracorriente y dio sus opiniones. Ha sido arrojado, crítico, inconforme, fiel a sí mismo y posee una obra que ha marcado con un peso enorme la cultura cubana. Hace pocos meses, cuando murió Pablo Milanés, muchos recordaban que estos dos trovadores son una especie de binomio esencial en nuestra música. Se piensa en los nombres de ambos, se los invoca como dioses y se les tiene presentes cuando las cosas van mal o bien. Son una especie de metáforas que expresan lo mucho que quisimos ser y lo inmensos que hemos sido. Sin caer en exageraciones, las canciones de Silvio fungen como interpretaciones de la verdad cubana y universal y poseen la fuerza de la mejor poesía puesta en función de la conciencia y del cambio a favor de los pueblos y de la gente sencilla. Junto a Pablo Milanés, Silvio ha vertebrado la corriente más hermosa de la canción y es algo que conserva como sello ya a la altura de este tiempo. Nota aquí.



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