Benjamín Prado: el regreso de una "vieja gloria" de la poesía
'Paradero desconocido', el nuevo libro del autor, es un poemario de primera clase, para el pleno disfrute del lector.
Como "vieja gloria" se presenta quien habla de sí mismo en el poema de ese mismo título, quien recuerda haber sido un poeta joven, y el lector entiende que ese yo es el poeta –Benjamín Prado cumplió este 13 de julio 62 años–, pero no el ciudadano Benjamín Prado, sino el poeta Benjamín Prado. Y es que, como advierte el primer poema del libro –"Que quede entre tú y yo"–, poeta y lector "somos dos seres inventados". Así, un poeta inventado que comparte con el ciudadano homónimo edad… y otras circunstancias.
Por ejemplo, Dylan, Ariel, Paulino, todos ellos nombrados en los textos, se corresponden con los nombres de algunos de los hijos de Prado. Y una de ellas, Dylan, es el tú a quien se habla en "Una puerta violeta para Dylan" y es bien conocida la admiración –¿quién podrá no compartirla?– por Bob Dylan –el sombrero de la cubierta del libro es inequívocamente dylaniano–, poema que me recuerda la canción "Forever Young" del cantante y premio Nobel, admiración que llevó a tomar su nombre para el de la hija. Y ya que he hablado de admiración por poetas, "Segundo tango del viudo" es eco de "Tango del viudo" de Pablo Neruda, otro de los poetas admirados por Prado. Y, en fin, por añadir otro elemento autobiográfico, ahí está la elegía por Almudena Grandes, "El año de Almudena", escrita desde la emoción de la amistad y la muerte, una muerte que no acaba: "para quienes la amábamos / el día de su muerte / nunca va a terminar". Con todo, el yo que habla, según presupuesto de la modernidad literaria, es un poeta inventado. Nota aquí.
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