«España está poco pintada»
La Pedrera acoge al primera gran retrospectiva en Barcelona del artista manchego
Un Antonio López 'mínimo' en un espacio 'máximo'
Cambio de guardia en La Pedrera. Se va Jaume Plensa y entra Antonio López (1936). Sale la escultura humanística del catalán y entra el realismo mágico y figurativo del de Tomelloso. Así que adiós a Flora, la monumental testa que dialogaba desde la calle con el edificio de Gaudí, y cálidos abrazos de bienvenida para 'Carmen dormida', cabeza de bronce que preside desde el patio de la Casa Milà la primera gran retrospectiva que Barcelona le dedica al artista manchego. Un completo y generoso repaso a más de siete décadas de carrera que viaja desde las azoteas de 'Niño con tirador', uno de sus primeros óleos, a la montaña de Montjuïc, donde empezó a pintar hace un par de años un paisaje de Barcelona.
Sobre el lienzo, una mancha central de color en la que se distinguen las Torres Venecianas de plaza España, las columnas de Puig i Cadafalch y las dos esculturas que flanquean la escalinata del MNAC. «1 ¼ Final de Enero 2022. Empecé 25 enero», puede leerse en uno de los laterales de la tela, una de las seis obras inacabadas y «en proceso» que incluye la exposición. A su lado, un amplísimo muestrario de pintura, escultura y dibujo («el dibujo siempre me ha sugestionado mucho», celebra) que reivindica a López como maestro de lo cotidiano y gran retratista de la vida misma.
Porque, asegura, para que haya arte tiene que haber vida. Y la pintura española, lamenta, tenía una manera de pintar la vida que en sus comienzos no lograba descifrar. «Yo iba al Museo del Prado todos los domingos, primero a misa y luego al Prado, y no me alcanzaba. Miraba devotamente todo aquello, que era enorme. Y cuando tenía dificultades en la escuela iba allí, pero no me servía absolutamente de nada. Nunca hubo una respuesta», evoca el manchego a la hora de recordar lo mucho que le costó sintonizar de joven con según qué artistas. «La vida, la vida de España, hasta que llega Goya solamente la ves en Velázquez. Y la ves siempre. En esos desnudos, en esas piernas... Pero a mí me costaba mucho ver el arte español; fue un esfuerzo enorme. Es un arte tan sumamente antirretórico que hace falta saber de la vida y saber mucho de todo», explica.
Además, añade, «España está poco pintada». «Ves a todos los pintores del Quattrocento y los fondos son sus ciudades. Velázquez hace también los fondos que necesita, pinta un paisaje, pero no les presta atención. Tienen que llegar los alemanes, con el maestro Durero, y descubrir la belleza de una planta; del bichito que sube por el tallo. ¿Por qué no fue un español? Porque nos creemos que el hombre es el centro de la creación, y eso ha hecho mucho daño», relata. Nota aquí.
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