domingo, septiembre 03, 2023

Horacio Altuna

 “Antes, uno podía hacer chistes de judíos, gitanos o suegras, pero el humor cambió”

A punto de cumplir 82 años, el reconocido historietista decidió poner fin a sus ya legendarias tiras de la contratapa de Clarín.

Desde España, donde vive, habla sobre sus personajes inolvidables, como El Loco Chávez.

 También sobre sus maestros, el exilio, y deja un mensaje sobre la inteligencia artificial.

Si quisiera, Horacio Altuna podría ver en vivo gente desnuda todo el tiempo. Y desde el balcón, sin moverse de su casa de Sitges, donde vive desde que se fue de la Argentina, en 1982.

A poco más de media hora de auto de Barcelona, pegadito al puerto deportivo de Aiguadolç y de frente a la porción de Mediterráneo que en estas costas catalanas es el mar de las Baleares, Altuna tiene un cómplice que le muestra todo lo que sucede en la cala Dels Balmins, una de las playas nudistas más pobladas de Sitges: el ventanal del estudio en el que trabaja y donde acaba de dar los últimos retoques, primero con fibras de trazo grueso y fino y luego en el Ipad, a la última tira de Es lo que hay (Reality), la historieta que publicó en Clarín desde septiembre de 2010 hasta hace unos días.

Con apenas 81, Altuna decidió poner fin, no a la maquinaria creativa, sino a las fechas de entrega que marcaron el ritmo de sus días desde hace casi cinco décadas, aunque con intervalos, en la contratapa de Clarín.

“Toda mi vida está vinculada al diario. Empecé en el ’75, cuando con Carlos Trillo hacíamos El Loco Chávez y me fui en el ’87, cuando terminamos la tira. Después volví en los ’90, con El Nene Montanaro, y me fui con el corralito. Ahora hace más de diez años que estoy con los Volatti (los protagonistas de Es lo que hay)”, repasa.

-El 31 de agosto se despidió de la contratapa de Clarín con un “Gracias” rodeado de nombres propios, algunos conocidos como Quino, Caloi, Oesterheld y otros que seguramente son valiosos para usted…

-Es un grafiti alrededor de la palabra “Gracias” con toda la gente que me ha ayudado, mis maestros, mi familia, mis amigos. Ahí están (Héctor) Oesterheld, que como guionista es el fundador de la historieta moderna en el mundo, y Carlos Trillo, el más grande guionista que tuvo Argentina después de Oesterheld. Yo aprendí muchísimo al lado de él como guionista y digo que él habrá aprendido algo de mí en cuanto a narración gráfica. Con Trillo no tuve nunca nada escrito. Era todo hablado. Y con (Hernán) Casciari (creador de Revista Orsai en la que Altuna colabora) me pasa lo mismo. Pero es duro despedirse.

-¿Qué lo llevó a tomar la decisión?

-Primero, la edad. Es biológico. Ya no produzco lo mismo. Cuando vine a vivir a España hacía la tira más guiones y otras historias. Ahora sólo puedo hacer la tira porque no tengo resto. Otro motivo es el cansancio. Nunca deje de hacer tiras. Cuando me fui de Clarín hacía una en El Periódico de Cataluña. Es un ejercicio de 45 años en los que hice 15 páginas por mes. Ya está. Además tengo otras ideas. Quiero escribir y no tener un contrato ni una fecha de entrega.

-¿La historieta goza de buena salud?

-El universo de la historieta ha cambiado. Porque ahora el manga (la historieta japonesa) ocupa el 80 por ciento del mercado. Es lo que más se vende. Es impresionante. Además deben estar mucho más en longitud de onda con los jóvenes, que son los que más consumen. Los que hacemos otro tipo de cómic no tenemos esa onda. Nota aquí.



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