Un tour por los locales de comida con alma porteña de la serie de Brandoni y De Niro: panchos, bife de chorizo y café
A lo largo de cinco episodios, el protagonista, Manuel Tamayo Prats un prestigioso y ácido crítico gastronómico se traslada por diferentes barrios de la Ciudad de Buenos Aires, en busca de platos únicos, que van desde una popular parrillita al paso hasta un emblemático restaurante céntrico de 1908. Si bien la cocina estuvo a cargo de Narda Lepes, Infobae te cuenta cuáles fueron las locaciones elegidas por los directores Mariano Cohn y Gastón Duprat.
Nada, protagonizada por Luis Brandoni, en el rol de Manuel Tamayo Prats, un reconocido crítico gastronómico y que tiene como invitado especial a Robert De Niro, su amigo Vincent Parisi, un aclamado escritor neoyorquino, el narrador omnisciente de la historia es en estos momentos la serie del momento. Por varias razones: por sus encantadores escenarios, una trama muy atractiva, un personaje extravagante tan logrado por Brandoni y porque participa una de las máximas estrellas de Hollywood genuinamente interesado en la cultura local, igual que su personaje. Ambos actores son amigos desde los años 80s. Se conocieron por medio de Lito Cruz y mantuvieron su amistad a través del tiempo.
La historia de cinco episodios creada y dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, en una coproducción con Star +, fue rodada en mayo del año último y revolucionó cada calle que cerraban para grabar escenas, especialmente en aquellas en las que participó el actor de Taxi Driver y El Padrino. El neoyorquino visitó varias veces la Argentina, algunas lo hizo por trabajo (La Misión) y otras por placer (algún viaje a la Patagonia y Mendoza interesado en los viñedos). En una entrevista que le concedió en 2020 a la revista Condé Nast Traveller dijo que Buenos Aires es uno de sus destinos favoritos: “Me gusta París y Buenos Aires viene detrás por muy poco. Es absolutamente hermosa. Pero me quedo con Nueva York”.
Sentarse en un sillón y mirar Nada lleva al espectador a mirar con otros ojos la belleza de Buenos Aires, palmo a palmo, en un paseo por Retiro, el microcentro, Once, Caballito y La Boca. Cada plano es una declaración de amor. Nada está librado al azar. En su caminata por la ciudad que el personaje reconoce como su “casa”, nos traslada a la elegantísima calle Arroyo, de galerías de arte y cafeterías, no lleva bajo la sombra de la añosa arboleda de la Plaza General San Martín, con sus faroles dorados y un barranco ideal para un picnic. También nos deja ver de fondo el que supo ser el rascacielos más alto de Sudamérica de hormigón armado, el edificio Kavanagh, inspirado en el edificio Rockefeller de Nueva York. Y Diagonal Norte nos presenta una de sus esquinas más fotogénicas, a la altura de Florida. Nota aqui.
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