Hasta el Alba
Aflojando una invisible corbata
Vuelvo por mis pasos perdidos.
Nada ha cambiado.
Enumera otoños, árboles desnudos,
Aceras a medio hacer, y orines de perros sin bríos.
Tengo mirada de arena y oídos para las gaviotas,
El sol busca un bastón de nácar a la hora de la siesta,
Mientras, el músculo vital parece que se desboca
Cual caballo salvaje en busca de campos umbríos.
La tarde, como una cerilla, se consume rápidamente
Y la manta de la noche, con su aliento polar, nos arropa.
Por un momento formulé un deseo que se hizo escarcha :
Si el mañana trae de nuevo oscuridad
Que el silencio de la madrugada,
Al menos riegue nuestro sueño
De paz
hasta el alba.
No se le puede pedir menos al mes de noviembre,
Tampoco se le puede pedir más.
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