Escapadas: las mejores picadas, sabores caseros y boliches antiguos en un pueblo a 100 kilómetros de Capital.
Mercedes conserva viejos almacenes para probar platos típicos, también ofrece nuevas propuestas con prestigiosos chefs y se destaca el tradicional salame quintero, emblema local.
A100 km al oeste de la Capital Federal, la ciudad de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, la llamada “Perla del Oeste”, asoma como un refugio necesario para deambular por los anchos bulevares arbolados de los pagos de Miguel Cané y Roberto J. Payró, casas y edificios de antaño de un trazado en damero que irremediablemente muere en el mar de pasto que es la pampa.
La “primera ciudad del interior” inserta en un paisaje rural de árboles y especies autóctonas, atravesada por el río Luján, nació como línea de fortines a lo largo del río Salado llamada La Guardia del Río Luján, que defendía la civilización de los malones de los indios pampas. Conserva viejos almacenes en funcionamiento para comer una empanada o el tradicional salame quintero con un vino en vaso en ese ambiente atendido por dueños y herederos, que resulta una experiencia única. La primera pulpería de Buenos Aires está aquí, la del ya fallecido Cacho di Catarina, de 1830, pero también existen otros muchos rincones con menos prensa, con el aroma de la añoranza, con sus estanterías originales, muebles y barras de madera como el Bar La Vieja Esquina, el bar Laurino, el Bodegón Oveja Negra o La Fonda, entre muchos otros. Nota aquí.
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