lunes, enero 22, 2024

Amancio Prada

 «Soy lo que canto»

Conversar con Amancio Prada (Dehesas, Ponferrada, 3 de febrero de 1949) es conversar con un aedo del siglo XXI. Acaba de celebrar el cincuenta aniversario de Vida e Morte, su primer disco. Y lo celebra publicando un nuevo trabajo, titulado Prada Prada, donde rinde un homenaje a toda su carrera. Escucharle es una experiencia. Da igual si está arriba del escenario o al otro lado de la mesa. Tú propones un tema, arrojas una simple palabra y él te la devuelve convertida en historia, en cuento, en verso. Gesticula lo justo, recita de memoria, modula la voz y te arrastra con ella a un mundo que parece sacar los pies fuera del presente. Sin embargo, él asegura que el tiempo del arte no es lineal. No hay pasado ni futuro. El arte, cuando es verdadero, vive instalado en el presente.

Ahora se celebra el cincuenta aniversario de su primer disco, Vida e Morte. 

Vida e Morte es el germen de cuanto he hecho después. En Vida e Morte ya cantaba en gallego, en castellano, poetas antiguos, románticos, poetas contemporáneos, usaba voz, guitarra y violonchelo.  

También fue su primer encuentro con Rosalía. 

Rosalía es la musa de mis primeras canciones. Tenía 17 o 18 años, estudiando en Valladolid, en un paisaje tan distinto del Bierzo, donde sentí por primera vez lo que era la morriña, la saudade, la lejanía de mi espacio natural. 

Luego ha seguido cantando a Rosalía y estudiando a los románticos. 

En el romántico hay un afán de liberación, de no sometimiento a lo que te rodea. Con todo, hay románticos y románticos. No todos son iguales; pero en Rosalía, el canto coral convive con lo íntimo. Son como alas y raíces. No es contradictorio sino complementario. Rosalía, como todos los románticos, mira mucho al entorno que la rodea e influye en ella. La lluvia, los robles, el paisaje y el paisanaje. No solo se mete en el paisaje sino en lo que ve en los demás. Pero no solo las tristezas, también la alegría. Tiene en Cantares Gallegos cantos muy alegres, muy chispeantes, aunque siempre se ciñe sobre ella una negra sombra que planea en su vida. No se sabe bien por qué. Yo, cuando canto a Rosalía, soy Rosalía. Nota aquí.



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