Desobediencia
Llegan ecos de tambores y clarines,
Sollozos de madres rotas, y padres sin esperanzas.
Maldito el que azuza al perro,
El que envía niños a las trincheras,
El que comercia con balas.
Que no os engañen gacetilleros mercenarios,
lacayos de la codicia,
Esa que envenena océanos,
Dispara a los ríos,
Y seca los lagos.
Para ellos sobramos,
Y no pararán hasta que nos dejen
A dos palmos bajo tierra,
Pues su crisis es la demanda,
Y su beneficio la guerra.
No os dejéis engañar,
Ellos no se moverán de la mesa,
Enviarán a tu hijo a matar
Con un billete sin vuelta.
Si llegan ecos de tambores
No sostengas su partitura,
Rompe su compás
Y cierra la puerta,
Que la plaza en soledad
Oxide la espoleta.
No os dejéis engañar,
Si suenan los clarines...
Desobediencia.
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