Hay días del color de las cerezas.
Días que entran en erupción y cubren de ceniza las calles deshojadas.
Hay días que brotan sin noche.
Sin transito en la luz.
Sin presencia en el calendario.
Sin brillo.
Fugaces.
Con frío en las entrañas y
humedad entre sus grietas.
Hay días de nubes bajas que dejan vaho en los cristales
y días que rearman la tristeza con fusiles de niebla entre sus manos.
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