Volvió Manu Chao y llenó Obras con su fascinante estilo de enganchar canciones guitarreras
El popular cantautor francoespañol regresó al estadio donde estuvo en 1992 con su grupo Mano Negra.
En una vuelta circular del destino, Manu Chao volvió a tocar el jueves a la noche en el estadio Obras, el mismo lugar donde debutó en 1992 con su grupo Mano Negra, en el marco de la visita de "Cargo 92", un buque francés de vanguardia cultural.
Desde entonces, y con especial fervor desde que inició su carrera como solista, el músico francoespañol cautivó al público local y llenó estadios de fútbol como Atlanta y All Boys, recorrió el interior del país y hasta tocó en radios como La Tribu y La Colifata.
Con el paso de los años, aún hoy sigue sorprendiendo y fascinando, tal como acaba de demostrar con este regreso a la Argentina: agotó este Obras y agregó otro para el domingo.
El estilo de Manu Chao es tan sencillo como contundente, único e inimitable. En otra época quizás se lo hubiera considerado un cantor de protesta, pero hoy resulta más preciso describirlo como un cantautor que logró resumir críticas sociales y reflexiones cotidianas con ritmos de rumba, reggae, cumbia o ska.
A solas, con banda o con un puñado de músicos invitados como tuvo ahora en Obras, Manu Chao maneja como pocos el clima de celebración a lo largo de más de dos horas: un continuum de canciones enganchadas con el rasgueo de su guitarra, algún grito altisonante o frases como la histórica y emblemática "¡Pase lo que pase, próxima estación esperanza!", o la más actual "¡Fuera motosierra!".
Más desapercibida pasó su polémica frase antibélica donde equiparó "la guerra en Ucrania, la guerra en Siria y la masacre en Palestina". Nota aquí.
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