viernes, marzo 08, 2024

Liliana Herrero

"Hay que inventar, esta época nos lo exige"

La cantante vuelve al encuentro del público en un momento de especial preocupación por destacar el pensamiento: "Me preocupa trazar un horizonte, dejar en claro de qué estoy hablando y desde dónde canto", señala.

El sábado, Liliana Herrero actúa en el Torquato Tasso. A las 22 –las puertas del Club de música de Defensa 1575 estarán abiertas desde las 20– la cantante se presentará junto a Pedro Rossi en guitarra y Ariel Naón en contrabajo y violoncello, para desplegar esa siempre cuidada selección de compositores y poetas con los que le gusta trazar recorridos zigzagueantes, sorprendentes, por lugares, sentimientos y memorias de un país en moovimiento. Desde los remolinos del presente, Herrero sale una vez más a tantear el momento y sus tensiones con un cancionero que ya hizo propio, a fuerza de personalidad, imaginería e inconformismo. Un cancionero que más que de canciones, está hecho de una manera de cantarlas.

“La idea es tocar algunos temas viejos y por supuesto también los temas nuevos, que me gustaría pronto poder grabar en un disco”, dice Liliana al comenzar la charla con Página/12. “Pero cuando digo disco no sé muy bien qué digo, porque la verdad es que ya no sé cómo cada cual escucha la música. Yo vengo de la civilización del vinilo y en menor medida del CD, sobre el que tengo mis reservas porque comprime mucho el sonido. Pero hemos llegado hasta acá y este tiempo no nos deja mucha alternativa, más que agregarle a la computadora unos parlantes más o menos buenos para escuchar en las plataformas”, observa la cantante.

La tecnología comprime. Y no sólo la música. Torrencial en la charla, desde esa idea Herrero se remonta a los días de la pandemia para explicar el presente. “Siento que la pandemia produjo en nosotros una doble captura: por un lado nos encerró en nuestras casas y por el otro nos comprimió con la tecnología, que era el único modo que nos quedaba para agruparnos, para conversar, para trabajar. No hemos encontrado todavía las palabras precisas para explicar ese doble cautiverio. Un cautiverio que no terminó, porque, limitándonos a la música, seguimos pendientes de la tecnología, sujetos al modo en que la computadora nos permite escuchar”, reflexiona la Herrero. Nota aquí.



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