El abrupto final de El Canto del Loco y la trascendencia de su música: “Fue injusto que se les denostara”
Detrás de los ocho WiZink que ha vendido Dani Martín, líder del grupo madrileño, existe una reivindicación de una música descarada y juvenil que en su tiempo algunos despreciaron y que hoy es vista con otros ojos.
El final de un grupo siempre resulta áspero. Después de más de medio siglo de música pop y rock hemos aprendido que quizá la causa principal sea la ambición para emprender una carrera en solitario de su cantante. En El Canto del Loco también late esta necesidad, pero existen situaciones particulares que confieren a la disolución del grupo madrileño un tono dramático: un compromiso de gira con un gran banco que saltó por los aires, la enemistad insoportable con el manager (que finalmente acabó en la cárcel) y una muerte. El pop descarado y juvenil de El Canto del Loco reinó en la música española en la primera década de los dos mil (de 2000 a 2010). Luego, su cantante, Dani Martín, ha mantenido el nivel de popularidad (quizá incluso lo ha elevado) hasta hoy. Hace unas semanas, Martín (Madrid, 47 años) consiguió algo insólito en la música española: vendió todas las entradas en unas pocas horas para ocho conciertos en 2025 en el WiZink Center madrileño, local que funciona como termómetro de popularidad. 140.000 boletos. Sin duda, uno de los reclamos es que el cantante celebra los 25 años del primer disco de su exgrupo, titulado El Canto del Loco (2000). La perspectiva de que Martín rescate en los recitales una nutrida selección de temas de El Canto del Loco ha sido uno de los alicientes para que el público compre ansiosamente tíquets. Pero ¿qué supuso esta banda en la música española?, ¿fue su propuesta relevante?, ¿han pasado sus discos la prueba del tiempo?
“En su momento fueron denostados por varios sectores, pero yo los escucho hoy y tienen su interés”, responde Miguel Ángel Bargueño, autor de libros como Enrique Urquijo. Adiós tristeza y director de La Revista 40 en la época de esplendor de El Canto del Loco. “Cogieron la onda de Offspring y Green Day, punk-rock comercial, y le dieron un toque español mezclado con un punto castizo, incluso tirando a Los Rodríguez. Hacían una música pintoresca y diferente. Entre eso y unas letras que no eran sesudas, pero conectaban con la gente joven, se hicieron un hueco grande”, añade Bargueño. En los primeros 2000 la música española vivía atomizada. Recordemos que en 2001 nació Operación Triunfo, con los David (Bisbal y Bustamante), Chenoa o Rosa López. Ya entrada la década, el indie vivió su segunda oleada con bandas como Lori Meyers o Vetusta Morla, sin haber desaparecido la primera (Los Planetas, La Habitación Roja): todos copaban los carteles de los principales festivales. En el bando rockero, Extremoduro y Fitipaldis llenaban plazas de toros. Nota aquí.
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