lunes, abril 22, 2024

Rafa Mora

 OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

El amor caduca, claro.
Si no fuese así, ¿qué sería del mundo?
No podría calibrar su intenso color.
No acertaríamos a hilvanar, con mejor precisión, su delicado hilo.
Retrasaríamos su extinción.
Por pena, por miedo, por vergüenza. Sin respeto.
Y entonces no evolucionaría y quedaría estancado en un fango profundo y peligroso.
El amor, caduca,
a pesar de los esfuerzos.
Necesita del desamor para ensanchar sus fronteras.
Para equilibrarse.
Para escribirse, de nuevo, con mejor caligrafía.
Con renovada mirada.
Aterra.
Pero caduca,
y cuanto antes se asuma, más fácil será emprender, una vez más,
su caprichoso vuelo.



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