miércoles, abril 03, 2024

Rodolfo Serrano

 Querido Bradomin

“Mi amor adorado, estoy
muriéndome y sólo deseo verte”.
. Ay! Aquella carta de la pobre
Concha se me extravió hace
mucho tiempo.
Valle Inclán. Sonata de Otoño
La vida, Bradomin, son estas cosas:
recuerdos de un amor que se nos muere,
la carta de pasión y soledades,
las nieblas de una noche recordada,
el golpe de un postigo contra el alma.
Seguro que usted sabe, amigo mío,
lo que cuesta olvidar el amor último.
Yo nunca supe hacerlo y siempre tuve,
como el castigo cruel de un dios pagano,
la añoranza más hermosa del pecado.
Ahora, en estas tardes en que el miedo
se asoma por la puerta de mi casa,
se vienen a mi boca las palabras,
las promesas eternas que en su cuerpo
escribí cuando el mundo aún era joven.
Mas todo pasó ya. Como usted hizo,
corro al viejo Palacio de Brandeso
y busco entre sus muros los fantasmas
de los viejos amores que acarician
mi corazón cansado y ya vencido.
Espero, pues, la noche, mientras rezo
a todas las mujeres que me amaron
y dejo que el dolor de lo perdido
me bese, como un soplo, y que me arrope
en los brazos abiertos de la noche.
(Hoy siento que la vida es un latido
que muere en el silencio y el olvido)
Foto de Raul Cancio



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