domingo, mayo 19, 2024

Hernán Casciari

 "Buenos Aires me dio educación artística gratis"

El escritor y autogestor de proyectos audiovisuales colectivos desde Orsai regresa al teatro con una obra en la que comparte escenario junto a Chichita, su mamá. Aquí habla de la vida de pueblo, la importancia de la cultura en un país como la Argentina y la realidad política actual. "Milei no es culpable, sino un resultado, igual que un chico que te afana en el semáforo", afirma.

Hernán Casciari está a flor de piel. Ni la frialdad que impone la entrevista a distancia ni la planificación acordada varios días atrás para el encuentro virtual impermeabilizan su capacidad emotiva. No es casualidad: desde sus cuentos como escritor hasta cada una de las cosas que encara desde Orsai, su multifacética usina creativa, la veta emocional aparece naturalmente. Nada de lo humano, del mundo sensible, le es ajeno. Tal vez por eso es que en este momento de su vida y del país las lágrimas, cierta congoja, lo asaltan en varias oportunidades durante la entrevista con Página/12, en la que repasa su infancia, su relación con sus padres, la importancia que tuvo el acceso gratuito a la cultura y la política argentina en tiempos libertarios. “Las lágrimas tienen que ver con la impotencia que siento”, sintetizará hacia el final de la charla que le sirve para promocionar La señora que me parió, la obra de teatro que los miércoles y jueves a las 20 protagoniza en el Paseo La Plaza, acompañado por su madre Chichita.

Que el Paseo La PLaza sea el escenario para contar parte de su vida y de la propia Argentina, a través de cuentos hilvanados en una estructura dramática, no es un dato menor para Casciari. Hay un lazo personal con ese espacio que lo atraviesa inevitablemente. “El Paseo La Plaza fue la educación artística como espectador que tuve”, afirma el escritor. “Cuando allá por el '89 vinimos con un par de amigos desde Mercedes a Buenos Aires, ni bien terminamos la secundaria, el anfiteatro del Paseo -que ya no existe- era nuestro lugar. Era el lugar para comer pizza de Ugi's, para ver espectáculos gratuitos a cualquier hora, para fumar un porro a escondidas… Empezamos a soñar con lo que queríamos ser en ese lugar. Crecimos ahí. Nuestra pobreza económica fue reemplazada por una riqueza artística gratuita en el anfiteatro del Paseo La Plaza”.

-¿Fue algo así como la plaza del pueblo en la “gran ciudad”?

-Claro. Por algo la gente del interior, cuando nos vamos para Buenos Aires, alquilamos en el centro. Nunca un chico del interior se va a una casa de un barrio en Villa Urquiza. Alquilás ahí, en Paraná y Corrientes, en lugares baratos. Entonces, cuando bajaba de esos edificios de mierda y me encontraba con el cemento, la existencia del Paseo fue casi como volver al pueblo. Era un lugarcito más parecido a Marsella que a Buenos Aires, pero que nos dio mucha educación artística gratuita. Nota aquí.




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