MORIR DE AMOR
Morir de amor, jamás.
Sólo vivir.
Remojar lo imprescindible el dolor.
Guardar el luto necesario,
sin perder de vista la luz del horizonte.
Sin dramas literarios,
sin metrajes de lágrima exacerbada,
sin ecos que ululen, en la noche, sobre la herida.
Sin el miedo acechando en la recámara.
Morir de amor, jamás.
Sólo vivir.
Porque la vida,
es ya una hermosa batalla de amor.
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