Ana Montojo

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LA LLAMADA

El nueve de agosto, cuando empecé a leer este libro, dije que haría una reseña cuando lo terminara. Bien, pues vamos a ello.

Lo compré en RAYUELA, una preciosa e innovadora librería de Sigüenza, porque había escuchado en la radio a su autora, Leila Guerriero, y me gustaba su estilo pero no tenía ni idea de qué iba el libro. En RAYUELA me dijeron que era una novela, pero no lo es.

El libro es la transcripción minuciosa, aunque con cierta distancia emocional, de la historia de Silvia Labayru, una militante montonera -nacida en una familia conservadora, que fue detenida y pasó tres años en el infierno de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde dio a luz a su hija- de los testimonios de diversas personas que la conocieron o tuvieron algún tipo de relación con ella. Todos son personas reales con nombres y apellidos, familia, amigos, parejas, compañeras de presidio, incluso alguno de sus verdugos, cada cuál con su visión sobre la protagonista, y por lo tanto con diversas lentes deformantes, para bien o para mal, del personaje.

Se da la paradoja de que, entre los supervivientes montoneros exiliados en España resultara sospechosa de colaborar con la dictadura, de haber delatado a compañeros, precisamente por haber sobrevivido al horror de la ESMA y que la hicieran el vacío. Perdón, compañeros, por haber salvado mi vida y la de mi hija.

Silvia Labayru es un ser humano normal que vivió unas circunstancias espeluznantes y nadie que no haya pasado por lo mismo tiene derecho a juzgarla.

Es un libro muy interesante y minucioso en el que, como digo, la autora intenta no implicarse personalmente, algo que no siempre consigue pues entre Leila y Silvia acaba surgiendo una profunda amistad.