domingo, septiembre 29, 2024

Inés Estévez

 "Cuando uno tiene voz pública, construir es casi un deber"

Con una brillante carrera en teatro, cine y televisión, se alejó de la actuación por un largo tiempo, para luego regresar con más habilidades que demostraron su talento innato, como el canto y la docencia. Hoy vuelve a destacarse sobre el escenario y está a punto de estrenar En el barro, el spin-off de El marginal. En esta entrevista, repasa su presente, recuerda los motivos de su retiro y las razones de su retorno.

Actriz multifacética, capaz de deslumbrar en cine, teatro y televisión, Inés Estévez también incursiona en la docencia y la literatura, vive una maternidad presente y comprometida, mantiene un romance constante con el mundo de la música y conserva un instinto corporal afilado, conectado con su pasado vinculado a la danza.

En algún momento, la actuación se convirtió en La nave de los locos, y tuvo que mostrar sus aspectos más Vulnerables. En el universo femenino transitó por Guapas, La vida según Muriel, Cuatro amigas y la profesión le regaló una Pequeña Victoria. Se expuso a una Zona de riesgo, trabajó con Diego Peretti en Criminal, intentó descubrir El misterio de la felicidad, apostó por el delito junto a Ricardo Darín en La fuga, fue madre de Lali Espósito en Acusada y una magnífica antagonista de Julio Chávez en El maestro.

El futuro inmediato la encontrará al frente de la segunda temporada de En el barro, el spin-off de El marginal. Actriz inteligente y en búsqueda constante de la excelencia, hace una pausa para dialogar con EPU.

–Estás haciendo la obra "Matar a mamá" junto a Florencia Raggi y María Rosa Fugazot. En un año casi sin ficción en la televisión y con muy poco movimiento cinematográfico, ¿el teatro se convirtió en una especie de refugio?

–Yo creo que sí. Al no haber producciones audiovisuales, con la industria cinematográfica detenida, quedan solo los espacios de las miniseries, que tampoco son tantos. Lo que estoy viendo es que, como en toda gran crisis, siempre existe el reflejo de una gran oportunidad. Recuerdo que en el 2001 hubo una gran explosión del teatro independiente, que ya había comenzado años atrás pero no se había desarrollado con esa magnitud. Fue un momento clave, porque la gente no tenía dinero para ir al teatro ni al cine, pero el teatro independiente se expandió a fuerza de muchísimo talento y de una mayor accesibilidad.

Hoy siento que, frente a esta gran dificultad que estamos atravesando, hay una oferta teatral rica y vastísima. Lo increíble, frente a esta situación económica tan extrema, es que la gente sigue yendo al teatro. Matar a mamá arrancó muy bien, estamos vendiendo mucho y con grandes esperanzas para la obra.–¿Que la dramaturgia esté a cargo de Laura Oliva y la dirección en manos de Paula Ransenberg, dos actrices destacadas, hace la diferencia?

–Absolutamente. No hay nada más enriquecedor que ser dirigido por un actor. Los directores que también son actores, o que han estudiado actuación, no solo tienen la mirada integral y abarcadora de un director, sino que además saben cómo transmitirte lo que necesitan. Eso es fundamental, porque a veces el director tiene una idea, pero carece de las herramientas para comunicarla con claridad, lo que puede generar confusión y frustración. En este caso, yo considero que es un proyecto con cinco actrices. Nota aquí.



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