domingo, octubre 20, 2024

Joan Manuel Serrat

 “Cuando tengo bajones, no hay química ni licor capaz de resolverlo”

El músico, que recibe el Princesa de Asturias de las Artes, cuenta lo que le ha ofrecido la vida en los dos años desde su despedida y habla sobre Elon Musk, su manera de componer, el peligro de recortes de libertades o su relación con Julio Iglesias.

A Joan Manuel Serrat (Barcelona, 80 años) le pica el brazo derecho. Se lo rasca con energía. Le ha picado una avispa y, en su caso, eso se debe a que últimamente pasea largo rato por el campo y lo hace en manga corta. “Bueno, no pasa nada”, se baja la manga de la camisa que lleva el día de la entrevista (realizada esta semana) sin dar importancia a la picadura. La forma en la que ha surgido esta entrevista refleja bien su actual situación: sin manager, sin discográfica, sin disco que promocionar, sin ningún intermediario… Tres o cuatro mensajes compartidos por WhatsApp y la cita se fija en una oficina que posee en Barcelona. “Me sabe mal que hayas tenido que viajar. Seguro que has debido madrugar…”, se preocupa, y no hay motivo: dos horas y media de tren desde Madrid para charlar con tranquilidad con probablemente el músico que más ha penetrado en el alma de catalanohablantes e hispanohablantes.

Serrat se despidió en 2022 con una gira que finalizó el 23 de diciembre en Barcelona y desde entonces no ha parado de recibir homenajes y premios. El inminente, el Princesa de Asturias de las Artes, que recoge el 25 de octubre en Oviedo. Responde primero mirando al vacío, buscando las frases más elocuentes y, luego, cuando ya ha emprendido el buen camino, mira a los ojos. A pesar de su pesimismo general con la situación política y social, habla con tranquilidad y cierta ternura. Se ríe mucho, cuando se requiere. Tras la entrevista, dirá: “Me he ido por las ramas muchas veces. Bueno tú corta y pon ‘divaga’ entre paréntesis”. Y sonríe…

Pregunta. Fue muy serratiano lo que dijo en la rueda de prensa después de que le concedieran el Princesa de Asturias de las Artes, el pasado abril: no sabía nada y cuando se lo comunicaron su plan del día era renovarse el carnet de conducir. ¿Lo llegó a renovar?

Respuesta. Sí, sí, lo renové después. Lo hago en una de esas clínicas donde te hacen todas las pruebas. Lo curioso es que no conduzco. Pero lo renuevo por si un día me echan de casa… (risas).

P. ¿Qué le ha ofrecido la vida en estos dos últimos años, desde que se despidió?

R. Que puedo disponer de mi tiempo mejor. Puedo dejar para mañana lo que no quiera hacer hoy y mi mujer y yo tenemos más tiempo para viajar a nuestro antojo. Yo lo resumiría con una frase que escuché a alguien: “Esto de no hacer nada, si te lo tomas en serio, es un no parar”.

P. ¿Usted se encontraba bien física y emocionalmente para continuar ofreciendo conciertos?

R. No dejé los escenarios ni por aburrimiento ni por discutir con ellos ni porque me pesaran. Al contrario: cuando hice los últimos conciertos, estar en el escenario fue lo que siempre ha sido, un momento de gran emoción y de vampirizar a la gente para ir reforzándome yo mismo. No estaba en absoluto en un estado físico malo y tenía un público fiel que me animaba y empujaba. Pero a pesar de todo pensé que es preferible decidir por ti mismo el momento de terminar. No tenía nada que me esperara ni nada por hacer que no hubiera hecho antes. No pensaba dedicar mi tiempo a la contemplación ni a la petanca ni a la familia. ¡Pobre familia! A la familia [Serrat tiene tres hijos y seis nietos] hay que dejarla hacer lo que desee. La familia es un conjunto de individuos e individuas que tiene cosas que hacer. No vas a aparecer de pronto y decir “hola, ya estoy aquí”, porque a lo mejor te llevas un chasco… (risas). Nota aquí.





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