Al final, detrás, está siempre la gente.
Las personas ángeles,
ciudadanos y ciudadanas de a pie,
cuya solidaridad dignifica nuestra existencia.
ante el dolor y la impotencia,
ante el desastre y el horror,
ante la mediocridad política,
siempre gente,
cuidando de gente.
Luciérnagas anónimas que construyen puentes de luz.
Ofrendas de manos en busca de esperanza.
Humanos,
ejerciendo de humanos.
humanidad latiendo a flor de piel.
Faros para el consuelo.
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