"La Argentina tiene a Maradona y a Messi; nosotros tenemos a Mujica"
A los 81 años, y con 70 de trayectoria, uno de los cantautores más importantes de Latinoamérica repasa su extenso camino recorrido en la música. En esta entrevista con EPU, muestra su corazón dividido entre Uruguay y la Argentina, confiesa que ser famoso lo salvó durante la dictadura, y cuenta cómo enfrentó al racismo a lo largo de su vida: "Para mí, la palabra 'negro' es maravillosa."
La relación artística entre la Argentina y el Uruguay es tan extensa como prolífica. Y sin dudas, en la larga lista que podría confeccionarse, Rubén Rada sería uno de los nombres sobresalientes. Con las ganas de componer y cantar intactas, el Negro (aunque admite que tiene infinidad de apodos: Zapatito, Richie Silver, RubenRá), aceptó la invitación a conversar con EPU de manera profunda, sincera y sana. ¿Por qué sana? Porque de ninguna de sus frases brota odio, ni resentimiento. Porque cada vez que la sociedad y el mercado le dieron vuelta la cara (quizás la mayoría de las veces), él prefirió responder con música.
Con un documental sobre su vida estrenado este año, uno de los cantautores más importantes de Latinoamérica repasa su largo camino recorrido y confirma: “Mi balance es no caerme y quedarme derechito”.
–Hace poco se estrenó "Rada, la película". ¿Vos hiciste la selección del material?–Sí, pero el que más trabajó en eso fue mi hijo Matías. Él tiene discos míos y grabaciones en vivo, está todo el tiempo buscando. De hecho, descubrió que en el mejor disco de Los Enanitos Verdes yo tocaba la percusión. Porque en la Argentina empecé como percusionista. El documental no es solo sobre mi música, sino también sobre mi familia. Ahí está todo. Lo difícil que fue el éxito para mí y tener una familia a cuesta todo el tiempo.
–Recién mencionabas tus comienzos en la Argentina. ¿Cómo influyó la relación con este país en tu música?
–La Argentina y el Uruguay están juntas desde siempre. A Gardel lo tenemos partido a la mitad, pero también estuvieron Irineo Leguisamo, Julio Sosa, China Zorrilla, Francisco Canaro y Carlitos Roldán, que cantaba con él. Tenemos el tango y la milonga. Acá hay más candombe porque durante la Guerra de la Triple Alianza, la Argentina mandó al frente a los negros y a los mestizos. Uruguay tiene un 10 por ciento de negros que ya se velaron, porque los militares los echaron de los conventillos. Mi barrio en Montevideo era Alsina; y en el Barrio Sur y Palermo los negros se juntaban. Tenían hasta una forma de hablar diferente, como en los Estados Unidos; se juntaban entre ellos.
–¿Sufriste racismo en Uruguay?
–Donde esté el hombre, habrá racismo. Es una verdad que les duele a las personas que no lo son. Uruguay es un país racista al igual que todos. Es cierto que acá no se mató gente como en los Estados Unidos, pero también se puede aniquilar de otra manera: no dándote laburo, por ejemplo. “La casa se reserva el derecho de admisión”, esa frase la leí toda mi vida en los boliches en los que no me dejaban entrar.
–¿Esa segregación se naturaliza?
–Los que más la sienten son los amigos que van contigo. Quieren romper el boliche, agarrarse a trompadas. Yo le ponía paños fríos a la situación; prefería que ellos entraran o que fuéramos todos juntos a tomar una Coca por ahí. Esas cosas me pasaron cantidad de veces. Me estoy remontando a 50 años atrás. Por suerte, yo entendía que el verdadero enfermo era el racista. Si me tocan, me peleo, pero si no, sigo de largo. Para mí, la palabra “negro” es maravillosa.
–Sos una persona polifacética. ¿Te trajo problemas no haberte limitado a ser cantante y compositor?
–Sí, y en cantidad. Empecé cantando “Las manzanas” en mi primer trabajo solista de 1969, pero antes había estado con El Kinto y con el Tótem, que eran grupos que habían formado la cabeza de la nueva música del Uruguay, con Eduardo Mateo y Chichito Cabral, entre otros. Armamos y desarmamos bandas como locos. No sabíamos ni de qué se trataba esa música, solamente nos gustaba tocarla. En Uruguay y en la Argentina estaba a full el rock and roll en inglés. Y lo que yo hacía era peor, porque estaba tocando candombe rock; no tenía nada que ver con lo que estaba pasando en el mundo. Y de repente, pasan los años y los grupos más importantes de la historia de Uruguay fueron El Kinto y Tótem. Nota aquí.
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