martes, febrero 18, 2025

Chango Spasiuk

 "En lo colectivo hay una posibilidad de mejorar"

El músico misionero interpretó, acompañado por una gran banda, un repertorio de autores tradicionales del chamamé. "Pasaron décadas y esta música nunca perdió vigencia", señala.

Una fiesta bien chamamecera en el corazón de San Telmo. De esa forma se podría definir la presentación del compositor y acordeonista misionero Chango Spasiuk con su espectáculo Taco y Suela el viernes a la noche en el Xirgu. Si bien faltaba la tierra roja o el perfume del Paraná, la emblemática sala porteña se convirtió durante dos horas en una bailanta chamamecera con calor, gritos, sapucay, boinas y cuerpos transpirados dispuestos al baile. “Golpear tus pies contra el suelo porque la música te atraviesa y te moviliza. No es solo música para los que saben bailar chamamé, sino música bella que puede tocar el corazón de cualquiera”, sostuvo el misionero e invitó a que cada uno disfrutara la fiesta popular a su manera.

Con entradas agotadas, el show de Spasiuk tuvo como eje revisitar un repertorio tradicional de chamamé, polcas rurales y chotis para celebrar la memoria colectiva, la otredad y la diversidad cultural. Todo un gesto cultural y político en tiempos dominados por el individualismo y el sálvese quien pueda. Después del DJ set de Lauphan –ideal para calentar la pista y encender los corazones-, el músico de Apóstoles se hizo presente en el escenario y sin mediar palabras se sentó con su acordeón para empezar un viaje musical por la historia del chamamé, una expresión cultural –que incluye música, poesía y danza- de transmisión oral que nunca se discontinuó.

Pero no estaba solo. A su lado lo escoltaban un trío ardiente de jóvenes acordeonistas: Enzo de Martini, Emiliano López y Santiago Torres. Además de su inseparable compañero, el guitarrista y cantor Diego Arolfo, el ensamble se completaba con el contrabajista Facundo Cano y la guitarrista y cantante Fátima Zerpa, que se lució con una versión de “Sé que te arrepentirás”, de Los Hermanos Barrios. "La cultura está viva, la música está viva y acá estamos en colectivo regando nuestro manzano aunque mañana no exista el mundo", dijo, ahora así, Spasiuk para recibir a los invitados. Un ecosistema social diverso compuesto por jóvenes, niños, adultos mayores y familias enteras. Algunos, vestidos con prendas típicas gauchescas o rurales parecían venir de algún pueblo litoraleño. Pero el grueso, se intuye, era público porteño o bonaerense. Nota aquí.



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