lunes, marzo 03, 2025

Paris Joel

 En el Bar de las Curvas

En el bar de las curvas de vértigo abisal
Está, solitario, un hombre en la barra
Gastándose en cubalibres el salario de su escoliosis prematura
Bebiendose las ganas de articular palabras como:
- Qué linda viste hoy!
- En el blanco de tus ojos durmió esta noche la luna, y si buscas un astrónomo, aquí estoy yo. -
Sueña con que, algún día, tendrá una novia bella y voluptuosa como la camarera de escote afilado y distancia Siberiana.
Ella, después de tres divorcios, cuatro hijas, y un ex novio maltratador,
Solo desea que la noche pase pronto, que el parroquiano llene cuanto antes la alcancía,
E irse al galope redoblando con sus tacones la calle empedrada,
Después, ya en casa, la carne liberada buscará una almohada como antídoto y, hasta mañana.
El hombre le pediría matrimonio allí mismo
Con la bendición del Fra Angélico y los Cien Pipers entonando la marcha del antiguo Reino de Galicia,
no deja de mirarla,
A él le parece la mujer más bella del mundo,
Le lanza miradas como ganchos, directos, y la acorrala en una esquina de la cual ya no se mueve.
No sabe que hacer, el alcohol busca un pase pernocta en el hígado y sus monosílabos se derrumban como el dominó hasta el tapete del silencio.
Ella le sirve otra copa con el ritual de una amante pagada,
No le dirige palabra,
Él sería feliz con una novia así,
Él sería feliz con cualquier novia,
Con cualquier mujer...
Ella también lo sabe,
Le cobra las bebidas,
Y él, por fin, se va.
En el bar de las curvas de vértigo abisal
Hay muchas noches así.
No tardará en cerrar.



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