Lalo Mir recuerda a Fernando Peña: “No hubo ni habrá otro igual, era sobrenatural”
Esta semana se cumplió un nuevo aniversario de la muerte del gran artista uruguayo, y el histórico locutor habló con Teleshow de su asombro por esa voz misteriosa que descubrió arriba de un avión. Fue el punto de partida de una revolución en el éter, por la capacidad que tenía para habitar múltiples identidades.
“Yo qué sabía”, exclama aún asombrado Lalo Mir y alargando la “a” final cuando se refiere a la transformación inesperada de Fernando Peña en un fenómeno radiofónico y cultural sin precedentes. En el aniversario de la muerte de Peña, Mir revivirá, en diálogo con Teleshow, aquel primer encuentro arriba de un avión en el que, sin sospecharlo, descubrió al talento inusual del artista uruguayo.
La anécdota, tan sencilla como potente, marca el punto de partida de un vínculo que redefiniría el humor y la actuación en la radio argentina. “Lo más increíble que tenía era la capacidad para lo que llamaba la esquizofrenia... la facilidad de dividir su cabeza como en partículas”, señala Mir, admirado aún por la técnica y el misterio de aquel artista, capaz de dialogar como si de en su interior convivieran cinco personajes distintos, con una naturalidad que desafiaba cualquier explicación lógica.
—¿Cómo fue ese descubrimiento?
—Yo viajaba bastante en esa época. Viajaba Chile, viajaba a Estados Unidos y usaba American Airlines porque juntaba millas. Entonces la mayoría de la tripulación de American eran argentinos, chilenos, y había una azafata que hablaba por el parlante, una cubana: ‘Les habla Milagros López, su tripulante de abordo’. Y decía cosas que las azafatas no dicen, como, por ejemplo, ‘tenga cuidado con los objetos arriba de su cabeza que se le pueden caer’. O sea, decía cosas que no se correspondían. Era medio gracioso, como fuera del asunto.
—¿Cuándo te diste cuenta que detrás de esa voz había un misterio?
—Le pregunté yo a otra azafata: ‘¿Cuál es la cubana?’ Y me decía: ‘No, la señora que está adelante’, y medio se reía. Y dije: ‘Acá hay gato encerrado’. Y un día, saliendo de Ezeiza, me paré. Aún no habían sacado la señal de los cinturones y estaba hablando. Crucé la cortina de la primera y lo veo al chabón que yo veía pasar, pelo cortito, un metro ochenta y monedas… Digo: ‘Ah, mirá vos’. Me río, voy, me siento. Y al rato él viene, se sienta al lado mío y me dice: ‘No lo digas por la radio porque me echan’.
—¿Cómo siguió la historia de llevar a “Milagros López” a la radio?
—Empezó, y tenía algunos problemas con los horarios. Entonces, dije: ‘Lo mejor va a ser grabar. Vos me grabás un cassette con los speech y yo lo paso a sonido de parlante de avión’. Y así empezó ‘Milagros López’ en el último año de Tutti Frutti en Radio del Plata, en 1994. Y después ya cuando arranqué en el año 1995 en Rock and Pop, seguía saliendo grabado por teléfono. Él nunca vino a la mesa. Siempre fue remoto. Nota aquí.
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