CUANDO LAS HORAS LLUEVEN
son las siete veces siete
en el horizonte el infinito
en el pinar los celos
el canto del jilguero
el arrullo de la torcaz
el vuelo de la urraca
me transportan al paraíso
donde mis sueños son felicidad
en el monte de los cencerros
el esplendor de los pastos
pone palabras a mis versos
llueven las horas oxidadas
el cielo gris amenaza tormenta
llegan vientos de muy lejos
las acacias se resguardan
bajo un paraguas sin tiempo
por el aire el campanario
toca las horas revueltas
el silencio pone orden
ante tamaño desencuentro
en el escenario baja el reloj
aquí las horas las ponen los acentos
que no son tildes ni comas
son rosas rojas ardientes
así culmina la obra
de las dos acacias de enfrente.

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