Detrás de ese biombo hay naufragios.
Corazones rasgados.
Músculos vencidos.
Faros estremecidos.
Ilusiones bordeando la tristeza.
Ausencias para siempre.
Incógnitas suicidas.
Ensueños agonizando.
Nervios vomitando arcilla.
Detrás de ese vacío hay charcos.
Sangre asustada coagulándose.
Miedos alumbrando al cansancio.
Sombras sin nombre aullando.
Asombros exhalando vendas.
Detrás de esas tiendas hay llamas.
Esqueletos escolares desmembrados.
Madres adolescentes velando.
Bocas sedientas enjauladas.
Quejidos hambrientos sin saliva.
Detrás de ese temblor hay casquillos de balas.
Francotiradores mofándose.
Pupilas dilatadas cortadas.
Banderas blancas pudriéndose.
Hipócritas insultando al alba.
Detrás de esa luz hay dolor.
Aldeas trémulas rezando.
Penitentes perdiendo el control,
despidiéndose, sin hola… ni adiós,
con su fe intacta para la otra vida.
Detrás de esa puerta hay abismos.
Oleajes de cariño enterrados.
Celdas con la llave en el limbo.
Desdén amargo en los labios.
Niños descalzos con pena.
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