DOCE ROSAS Y NADA MÁS
a Àfrika
No sé cómo llorar
nada
qué lejos te has escondido hija
ahí tras las sombras
a contraluz del cariño y de las rosas
no sé cómo hacer tantas cosas
después del abandono a mi soledad
pasan los días señalados
de regalos y de champán
no puedo brindar por tu cariño
sólo se que tengo que llorar
y no puedo
mis lágrimas son añicos de cristal
rompen y rasgan el hipotálamo
y sangran grumos de soledad
envíame una palabra de terciopelo
que amortigüe la tristeza
ese silencio de la penumbra
tristes tardes de melancolía
cuando pienso que todavía eres
mi princesa Gumersinda de verdad.

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