Un fenómeno imparable
Fue la gran noche del cantor salteño. Sus zambas y chacareras hicieron delirar a alrededor de 23.000 espectadores.
Apareció por los corrales de los jinetes, montado en un caballo negro y, entonces, sucedió: el rugido feroz, atronador de las más de 23 mil personas que coparon Jesús María sólo para verlo. Leer nota.
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