La muestra no podía tener mejor locación. Porque Alberto Olmedo pasó muchas horas de su vida aquí, verano a verano, en el Salón Circular del Hotel Provincial. Dicen que era común verlo junto al ventanal que da al mar, tomando una copa de champán, o con amigos, charlando animado en los mullidos sillones, en el mismo lugar donde ahora una muestra recuerda los 50 años de su debut con un éxito digno del capo cómico rosarino. Leer nota.
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