Música, historias y conquista .
Una luz tenue iluminaba el escenario. Al fondo, la imagen de un atardecer en el mar. Un faro, un par de redes, un cofre y una radio vieja. Justo en el medio de la escena, con jean, tiradores y zapatillas, Ismael Serrano seduciendo con su inconfundible acento madrileño. Hilando un cuento tras otro, como si se tratase de un tejido en el que entre leyendas se descolgaba una canción. Leer nota.
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