El vino enamorado
He muerto amor y muerto me reencarné en tu vino.
Bebete vos mi cuerpo, renaceré en tu alma.
Qué sobrehumanamente ¡por Dios! ya muerto y vivo,
te esperará mi alma caliente en cada copa.
Regreso de la nada trajeado de racimos,
tangueando entre los duendes de la bodega absorta,
allí donde los dioses lo encurdan al destino
y aprendo a ser tu vino, de pie sobre tu boca.
No me llorés... ¿no ves que voy contigo?
varón de alcohol disuelto tras tu piel,
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