“A mí me gusta hacer teatro”
Buenos Aires se prende fuego. La térmica llega a los 35 grados. Y, sin embargo, Ricardo Darín no modifica ni uno de los típicos gestos de cortesía que lo distinguen. Ofrece comida y sirve alguna que otra bebida antes de inclinarse hacia un costado para mostrar una de esas caras de media sonrisa y mirada cómplice que ya son marca registrada. “¿Hiciste una promesa, pibe?”, le consulta al cronista –al verlo con una camisa manga larga ideal para el invierno– y lo palmea rápido para explicar la chicana. Leer nota.
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