De como la sensibilidad puede tener nombre propio..."Él se llama Carlos de Abuín
Este es sencillamente un "cuelgue" de agradecimiento...
Es el reconocimiento y la afirmación, "en carne viva", de que la sensibilidad y la ternura pueden tener nombre propio...
Es un abrazo a la persona que durante varios meses se ha empeñado y ha trabajo intensamente –en nombre de la UNED– para proporcionarme la inmensa alegría que sentí el pasado día 16 en la Sala Galileo...
Es un "guiño" de complicidad y de gratitud con este amigo. Crónica aquí.
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