miércoles, junio 30, 2021

Bob Sands

 Muere el saxofonista Bob Sands, figura clave del jazz en España

El músico y profesor neoyorquino tenía 55 años y estaba afincado en Madrid, donde fue protagonista de noches memorables en los clubes más míticos de la ciudad.

El saxofonista y clarinetista Bob Sands, una de las figuras clave del jazz en Madrid y por extensión en España, ha fallecido a los 55 años. El cáncer que padecía pintaba mal desde hacía tiempo, y por eso hace un mes se celebró un concierto de homenaje en el Teatro Reina Victoria, en el que su cuarteto se convirtió en sexteto con Israel Sandoval, Javier Colina, Jorge Pardo Cordero y Cecilia Krull uniéndose a Pablo Gutiérrez Calvo y Dani García Bruno. También participaron los 17 miembros de la Bob Sands Big Band (BSBB), dirigidos en esta ocasión por Norman Frederick Hogue, y otros tres invitados, Marina Ferrer Canal, Quique Gómez y Santi Cañada, que repasaron los temas favoritos del maestro en una velada que sirvió para recaudar fondos para su tratamiento.

Pero finalmente, Sands (Nueva York, 17 de marzo de 1966) ha muerto este pasado martes y su cuerpo fue trasladado al Tanatorio de San Isidro, donde ayer se reunieron todos sus compañeros y amigos para darle un último adiós, y donde permanecerá hasta las 13h de hoy miércoles. Muchos de ellos también se están despidiendo en las redes sociales, como Pancho Varona, que ha lanzado este mensaje: «Me han contado que ha fallecido Bob Sands, grandísimo saxofonista que perteneció a la banda de Sabina allá por el año 2000, supongo. Gira 19 días y otras. Era un tipazo con gran sentido del humor. Y tocaba como dios. Siempre le recuerdo pidiendo aire acondicionado en el bus. Es terrible recordar la lista de bajas de compañeros músicos en bandas de Sabina, Sergio Castillo, Javi Martínez, Marcos Mantero, Antonio Sánchez, Jimmy Ríos, Chema Rojas, José Romero, Javier Krahe, Bob Sands...menuda banda habrán formado allá lejos». También se cruzó en su camino el cantautor Ismael Serrano, que ha dicho: «Trabajé con Bob Sands en aquel memorable directo de 'Principio de incertidumbre', disco que grabamos hace ya años en el teatro Lope de Vega de Madrid. Qué recuerdos. Qué pena». Nota aquí.



Jorge Drexler

 Jorge nos cuenta por Facebook.

Se nos silenció “Silente”
y cada cual a su casa,
y el tiempo pasa que pasa
lenta, que muy lentamente.
Y echar de menos la gente
se volvió nuestro pan diario,
pero vibró el calendario,
cayeron cuatro estaciones...
¡¡y en julio nuestras canciones
vuelven a los escenarios!!



Rodolfo Serrano

 Una tarde

Las tardes que dormitas a mi lado.
Tu corazón herido y ese gesto
de infinito cansancio, mientras, fuera,
suena un trueno muy lejos, las tormentas
de un verano de lluvia que no llega.
Y tú, indefensa, tu cuerpo que ahora siento
como una dulce nube de cristales,
como un vaso de aceite derramado,
como una flor muy frágil del invierno.
Pasan lentas las horas. Leo un libro
y te miro dormir. De vez en cuando
un gesto te recorre el rostro y muere
en los labios abiertos. Y suspiras.
Hay en el aire un pálpito muy lento,
latido sin compás, igual que un verso
sin métrica ninguna. Como olas
pequeñas que se rompen en la playa.
Como el tic tac de un reloj sin minutero.
Dejo pasar el tiempo. Busco el cielo,
las nubes de tormenta, un fulgor limpio,
un pedazo de azul que me recuerda
que la vida descansa a nuestro lado.
(Difícil, pero ardiendo con tu sueño).
La foto es de Raul Cancio.



martes, junio 29, 2021

Raúl Soldi & Magdalena Ruiz Guiñazú

 Magdalena: la tarde en que Raúl Soldi me reveló los secretos de su arte

Memorias de un encuentro inolvidable en la casa del pintor, junto a las vías de la Estación Rivadavia.

En 1981, la casa de Raúl Soldi estaba ubicada, casi escondida, junto a las vías del ferrocarril y tan cerca de la estación Rivadavia que cada tren que llegaba o partía se convertía en telón de fondo de la conversación. Había, también, un pequeño jardín con rosas que cultivaba Estela, su esposa.

“Ni siquiera hay tráfico porque la calle está cortada! –explicaba Raúl–. Así es que aquí pinto con la misma tranquilidad que cuando vivíamos en la casita de Glew.”

Y Soldi tenía luz en la mirada para contarnos que acababa de reunir allí (1981) sesenta obras de distintos períodos de su vida.

“Voy a donarlas a la Fundación Santa Ana de Glew porque me parece presuntuoso ponerle mi nombre y he elegido, en cambio, llamarlas como la capilla de la que, hace años, pinté los murales. Es una Fundación que ya lleva diez años como Biblioteca Popular y como centro de alfabetización de adultos...

Mirá... –me dijo entonces mientras extendía la mano para señalar los cuadros que colmaban la habitación–. Nada de todo lo que he pintado me ha dado tanta alegría como ver a una señora de setenta años, escribir su primera carta a la familia radicada en Santiago del Estero.”

Secretos de artista​

Rodeado por gran parte de su obra, Soldi reflexionaba en voz alta: “La venta de un cuadro es como un laberinto, a no ser que lo encuentres en algún remate. Las telas pasan de mano en mano y es difícil seguirles la pista.

Es como con las fotografías: recién cuando las ves todas juntas, te das cuenta de que has ido envejeciendo. Aquí intervienen muchos factores. Los estados de ánimo son muy importantes. También se ha fantaseado mucho sobre eso. Nota aquí.





Felipe Benítez Reyes

 EL TÚNEL

De un día para otro, vimos cómo nuestra forma de vida se transformaba en una distopía sujeta a todas esas reglamentaciones que nos resultaban desoladoras y absurdas en aquellas novelas que nos pintaban un futuro deshumanizado y sometido a la mano de hierro de unos entes totalitarios y vagamente fantasmagóricos.

De la noche a la mañana, pasamos de disfrutar de unos espejismos de libertad a padecer las fantasías inquietantes de una pesadilla. Retrocedimos también a la infancia: si no volvíamos a casa a la hora señalada, nos exponíamos a un castigo.

En muy poco tiempo, el tiempo mismo dejó de ser una secuencia para convertírsenos en un presente estático en el que se habían abolido el calendario y los relojes, en el que todo giraba sobre sí mismo, en un bucle de esperanzas fallidas, de expectativas defraudadas: nos íbamos a dormir con la ilusión de poner la radio por la mañana y oír la noticia de que aquello ya pasó, de que por fin se había acabado, de que volvíamos a ser como antes en el mundo de antes.

         De un día para otro, la vida se nos convirtió en una novela de terror, y todos estábamos dentro de esa novela como una tropa de personajes secundarios y repentinamente neuróticos que daban por hecho que el tocar un picaporte en nuestra casa o una botella de aceite en el supermercado podía provocarnos la muerte en cuestión de días. Nos poníamos guantes contra esa muerte, pero la paranoia nos susurraba que nuestros guantes también podían estar contaminados de muerte. Que tocarnos la cara con nuestras manos enguantadas era también un peligro de muerte. Porque la muerte dejó de ser una palabra de uso excepcional para convertirse en un comodín en las conversaciones, y oíamos las cifras diarias de muertes con una mezcla de estupor, de resignación y de espanto, con ese fatalismo sombrío con que se asumen las cifras de caídos en una guerra. Crónica aquí.



lunes, junio 28, 2021

Bea a de Estrella

 Mareira, Libro Disco y videoclip de Bea a de Estrella

Es un trabajo multidisciplinar en el que se funden diferentes formas de expresión artísticas alrededor de la música y la "Mareira"

Bea a de Estrella ¿Quién es?

Bea a de Estrella es una contadora de historias vividas y sentidas, sentir las palabras y acariciar melodías, crear lugares, y disfrutar de un momento único: la emoción y la música.

Cantautora de sentimientos y emociones que propone un viaje musical, su voz cargada de fuerza con variedad de registros propone un universo donde el público quiere adentrarse.Son cubano, tango, notas de blues, jazz, pop y la fusión de sonido más tradicional con otros estilos y letras líricas muy personales que forman parte de su estética. Crónica aquí.




Día del Orgullo

 Día del Orgullo: la agenda pendiente para los derechos de las personas LGTBI+

En el Día Internacional del Orgullo, dos situaciones antagónicas ilustran la realidad del colectivo LGTBI+ en Argentina: mientras el Senado convirtió en ley el cupo laboral travesti trans –una norma que pone al país en la vanguardia de políticas afirmativas para esta población-, las autoridades siguen sin poder responder dónde está Tehuel, el joven trans que salió a buscar trabajo y nunca regresó a su hogar.

El orgullo es, desde hace décadas, la estrategia de activismo de las personas de géneros y sexualidades disidentes para reclamar por sus derechos. La visibilidad de sus identidades se transformó en la herramienta para ganar notoriedad y colocar sus demandas en la agenda del debate público. En Argentina, la marea multicolor logró la conquista del matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, el reconocimiento del derecho al aborto de todas las identidades de género con capacidad de gestar y, ahora, normativa para lograr la integración laboral de personas trans, entre otros hitos. Nota aquí.



Willy Crook

 Murió Willy Crook, ex saxofonista de Los Redonditos de Ricota

Ante la pregunta de si quedó conforme con el final de su autobiografía, Memorias improbables (2018), Willy Crook le contestó a este diario: “Mucha gente me dice que escucha mi música mientras hace el amor, friega el piso u opera el corazón de otro. Así que alguna cosa de mi vida me reconforta. Igualmente, quiero creer que todo está por empezar, porque aún no llegué a nada. Me falta mucho para escribir buena poesía. Como sea, la conclusión la voy a hacer a los 200 años o cuando esté por morirme. Lo que suceda primero”. Ojalá que haya tenido suficiente tiempo para reflexionar al respecto, porque el segundo desenlace sucedió hoy domingo. Tras batallar por su vida luego de que un ACV lo sorprendiera el pasado 10 de junio, uno de los saxofonistas más protagonistas del rock argentino trascendió hacia la inmortalidad. Si bien existía un halo de esperanza sobre su recuperación, a partir de que ingresara, coma farmacológico mediante, a la unidad de terapia intensiva, su nombre lamentablemente pasó a engrosar el inventario de músicos que murieron en una de las épocas más funestas de la humanidad. Nota aquí.



Rodolfo Serrano

 Encuentro número 4

Alguna de estas tardes nos veremos
en cualquier bar, pegados a una barra.
Y nos diremos las cosas que se dicen
personas educadas. Nos daremos
dos besos sin rozarnos.
Un reconocimiento,
amable ciertamente, de un pasado
que nos parece ahora muy lejano.
Luego, luego, tal vez tomemos algo,
una copa de vino (no son horas
todavía, lo sé, para un gintonic)
y hablaremos de viejos conocidos,
de trabajo, de libros, de los nietos.
De Madrid,
del calor y del hastío
de una ciudad infame como ésta.
No sé por qué las tardes ya no tienen
ese fulgor de entonces.
Es un aburrimiento todo esto, te comento.
Y tú dirás (estoy casi seguro)
que son los años y el tiempo inexorable.
Amable y sonriente, dirás al despedirte,
lo que se dice siempre
en una situación tan deplorable:
“Te llamo cualquier día”.
Y yo responderé: “Claro. Tenemos
que quedar y hablar tranquilamente”.
Nuevos besos y adiós.
Te vas. Ya ves, no he creído necesario
decirte que he cambiado de teléfono.
Y que el tuyo, hace tiempo,
lo borré de mi agenda
una tarde de copas como ésta.
(Ponga un gintonic, amigo, que es la hora)
La foto es de Raul Cancio.



Ana Montojo

 MENTIRAS

Cuando aprenda a mentir le contaré a la gente
que no te echo de menos,
que ya no pienso en ti ni me pregunto
dónde andarán tus pasos ni en qué cuerpos
morirán tus abrazos,
que no sé si estás vivo ni me importa,
que es mentira que te haya dedicado
ni siquiera un minuto de mi sueño,
que nunca me fijé
en tu modo de andar, ni me di cuenta
de cómo me miraste
apoyado en la barra de aquel bar de Latina,
que jamás me dormí
abrazando desnuda a tu fantasma.
Es más, que no te amé, que solo fuiste
un juego entretenido. Y les diré también
que no volví a acordarme de aquel único beso,
que pasó por mis labios con más pena que gloria.
Pero eso, mi amor, será, como te digo,
cuando aprenda a mentir. Por el momento
más vale que me calle.
(De Daños Colaterales. Huerga y Fierro 2019)



Las Pelotas

 "Nunca habíamos pensado hacer un disco acústico"

Después de hacer un registro "desenchufado" para compartir en las redes, la banda fue por más, y concretó un trabajo cálido e íntimo que sirvió de terapia.

En marzo de 2020, Las Pelotas le mostró a la prensa su disco Es así en una reunión en la que, además de escuchar las canciones flamantes, Germán Daffunchio (voz y guitarra), Sebastián Schachtel (teclados), Gabriela Martínez (bajo y coros), Tomás Sussman (guitarra), Gustavo Jove (batería) y Alejandro Gómez Ferrero (vientos) hablaron del show multitudinario en el Hipódromo que oficiaría como presentación del álbum y de una gira nacional. Pero la pandemia dictó otros rumbos para el mundo y para la banda. Y un año después, el sexteto ¡acaba de publicar otro disco! Versiones desde casa es el resultado de la reelaboración de ocho canciones del repertorio "pelotero" en clave acústica e íntima (nada que ver con los Unplugged expansivos). El proyecto, que surgió casi por casualidad, "fue una especie de terapia grupal", según Daffunchio. Nota aquí.



Rinaldo Rafanelli

 Murió Rinaldo Rafanelli, histórico bajista de Sui Generis 

También integró Polifemo y Color Humano, entre otras agrupaciones. Llevaba varios años viviendo en Villa Mercedes, San Luis. 

Rinaldo Rafanelli, bajista de bandas de rock argentino como Sui Generis, Polifemo y Color Humano, falleció este viernes en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis, a los 71 años, como consecuencia de un cáncer. Rafanelli, nacido en Buenos Aires en julio de 1949, llevaba varios años viviendo en la provincia de San Luis, en la ciudad de Villa Mercedes y hoy las 17 se descompensó en su casa y su esposa llamó de inmediato a la ambulancia de un sanatorio privado, que cuando llegó nada pudo hacer ante lo fulminante del ataque. Rafanelli había comenzado hacía una semana un tratamiento de quimioterapia, al que había respondido favorablemente, detallaron músicos de San Luis, amigos del artista. En esa ciudad, el bajista tocaba en los bares locales y daba clases de bajo, dirección y producción musical. Nota aquí.



Ana Montojo

 LO QUE NO ESTÁ ESCRITO

Nunca pude decirte que tus ojos
no sabían mirarme, siempre vieron
una que no era yo, una mujer distinta
de la que se acostaba a tu costado.
Nunca pude escribir sobre los besos
que murieron de tedio sin comerte la boca
ni sobre las palabras que se quedaron mudas
antes de hacerse voz en tus oídos.
Ni te conté el camino que mis manos
trazaban en el aire sin llegar a tocarte
antes de regresar, temblando levemente,
a esconderse debajo de la almohada.
No fui capaz jamás
de fracturar el hielo que envolvía tu espacio,
ese gélido muro de silencio,
en donde se estrellaba mi tristeza.
Ni te pude explicar cómo crepitan
las lágrimas cayendo en el aceite
al freír salmonetes para engullirlos sola
frente al mismo papel, día tras día:
“Hoy no comeré en casa…”



jueves, junio 24, 2021

Felipe Benítez Reyes

 «Un escritor mayor no debe poner nunca en cuestión a un escritor más joven, sino ser lo más generoso posible con él»

Nos desplazamos a Rota, al lado de la calle Felipe Benítez Reyes, para charlar precisamente con el escritor Felipe Benítez Reyes (Rota, 1960), auténtico autor todoterreno, capaz no solo de desenvolverse con soltura en prácticamente cualquier género literario sino de ser un autor de culto a la vez que popular, con la idea en realidad de sonsacarle su pasado rockero, también para hablar de su Rota natal, invadida durante su infancia por la Marina norteamericana, así como sobre sus inicios como escritor y editor de revistas, sobre sus célebres amistades literarias, sobre sus filias y sus fobias en definitiva, sin contemplar que al final terminaríamos escuchando unas cuantas alocadas historias más propias de uno de sus libros de relatos que de la vida de alguien que vive en Rota al lado de una calle con su nombre y que atiende al nombre de Felipe Benítez Reyes, gran poeta, excelente narrador y mejor ser humano.

El haber nacido en Rota, ¿cuánto marca una vida?

Supongo que mucho… como el nacer en cualquier otra parte [risas]. Los que fuimos adolescentes aquí en la década de 1970 tuvimos sobre todo una vía fundamental de escape para las grisuras propias de la época: la música. Escuchábamos la que sonaba en la emisora de la base norteamericana, la American Forces Radio, que emitía noticieros cada hora, pero que durante el resto del tiempo ponía música norteamericana o británica, y sentarnos en corro los amigos a escucharla se convirtió en uno de nuestros rituales diarios, cuando salíamos del instituto. Teníamos nuestro club en un ala deshabitada de la casa de mis abuelos paternos. Los viernes y sábados poníamos unas bombillas rojas y verdes y bailábamos allí con las niñas de la pandilla. Los discos que ponían en la American Forces Radio eran los mismos que sonaban entonces como novedad en las emisoras de Estados Unidos y de Reino Unido. Muchos de esos discos tardaban meses o incluso años en llegar al mercado español —si es que llegaban—, por lo que teníamos la ventaja de escuchar lo último en tiempo real, digamos. En nuestra pandilla había un chaval que era hijo de norteamericano y de española, de modo que podía entrar en la base y comprar un disco recién llegado de Estados Unidos. Hacíamos entre todos una colecta, le dábamos el dinero y lo esperábamos en la puerta de la base como quien espera el advenimiento de un mesías. Llegamos a tener una buena colección comunal, en parte porque los soldados norteamericanos, cuando los destinaban a otro sitio, vendían los discos por nada y menos, o los regalaban. A los elepés que caían en nuestras manos terminábamos gastándoles el surco de tanto escucharlos. Nota aquí.



Almudena Grandes

 "En cualquier reacción frente a la extrema derecha debe estar el conocimiento profundo del pasado"

La novelista continúa con Los pacientes del doctor García su serie sobre la Guerra Civil, "la crónica de un fracaso cuyo saldo el lector conoce de antemano"

"Con los Episodios nacionales, Galdós construyó un modelo que sigue siendo perfectamente transitable casi un siglo y medio después", reivindica

La Guerra Civil quizás fuera “interminable”, pero los Episodios que escribe sobre ella Almudena Grandes están cada vez más cerca del final. Los pacientes del doctor García, uno de los libros más esperados del otoño, es la cuarta entrega de la serie, protagonizada por un médico, un diplomático y un ex boxeador que abandonan, de una manera u otra, sus propias identidades. Aquí toman protagonismo las maniobras de la burguesía republicana para obtener el apoyo de los aliados, y la connivencia de estos con el franquismo. La escritora madrileña tiene aún dos novelas por delante, pero no le importa seguir hablando de memoria. 

Pregunta. En este ciclo de novelas que escribes como episodios de  “una guerra interminable”, recordando las historias del antifascismo español, hay historias familiares, miedos, ilusiones, amores,  gente con un rostro preciso situada en grandes acontecimientos colectivos. Al leerte, recuerdo una famosa afirmación de Balzac: la novela escribe la historia de la vida privada de las naciones.

Pregunta. Es una definición inmejorable. El territorio de la literatura es la emoción, y los vínculos que los lectores crean con los personajes de un libro que les gusta son mucho más profundos que los que podría suscitar en ellos la lectura de un libro de historia. La literatura trata al lector de tú, le cuenta su propia vida. Un novelista que construye una ficción alrededor de un hecho histórico tiene la posibilidad de rellenar las lagunas documentales con su imaginación y seguir adelante, la capacidad de imaginar los pequeños dramas cotidianos, las alegrías que florecen en la desolación, las sombras que enturbian las victorias, poniéndose en el lugar de los ciudadanos anónimos que vivieron un acontecimiento histórico concreto. Así, en efecto, la novela puede iluminar la vida privada que transcurre bajo la dimensión pública de la Historia. Nota aquí.



miércoles, junio 23, 2021

Eduardo Sacheri

 “No es lo mismo enseñar Historia que catequizar”

El autor argentino dialogó con Infobae Cultura sobre su nueva novela, “El funcionamiento general del mundo”, como de su manera de trabajar una obra, la búsqueda de la voz literaria y su rol como profesor de historia, entre otros temas.

Las novelas de Eduardo Sacheri son como casas que invitan al lector a habitarlas. Es una hospitalidad amable y generosa, pero es, a la vez, poco complaciente: los personajes se muestran en toda su dimensión, con un espíritu de virtud y coraje, pero también con pequeñas miserias. Sacheri construye una realidad literaria que se parece mucho a la realidad que nos rodea.

Se pueden mencionar algunos de sus libros: La pregunta de sus ojos —que fue llevado al cine por Juan José Campanella y obtuvo el premio Oscar a la mejor película extranjera y recientemente fue elogiada por el Nobel Kazuo Ishiguro—, Te conozco, Mendizábal, La noche de la usina, Lo mucho que te amé. Todos son pequeños ensayos sobre la condición humana que entran de contrabando en historias de crisis políticas, de revanchas, de antihéroes estafados, de fútbol.

Y justamente el fútbol, que para Sacheri fue casi la puerta de entrada a la literatura, es el tema que encadena su nueva novela, El funcionamiento general del mundo. Como una suerte de road movie, el libro cuenta la historia de Federico Benítez, un hombre de cincuenta años que se entera de la muerte de una profesora que le marcó la vida. Él tenía previsto viajar con sus dos hijos adolescentes a las Cataratas del Iguazú, pero la noticia le hace pegar un volantazo —casi literal— y se lanza en la dirección opuesta: padre e hijos viajan al pueblito del Sur donde aquella mujer vivió después de jubilarse y donde será enterrada. Nota aquí.



martes, junio 22, 2021

Fernando Lobo

 Décima para José Miguel López

Mil gracias, José Miguel
por tanta música libre
y por conseguir que vibre
el alma en esta Babel.
Te escribe un oyente fiel
a tu emisión exquisita,
te doy gracias infinitas
por lo que me has enseñado.
Por todo lo disfrutado:
abrazos discopolitas.

Rodolfo Serrano

 Aquí viví yo en Villamanta. La casa está restaurada y la calle que, entonces, estaba empedrada. Yo recuerdo a mi abuelo Perico empedrando esta calle o arreglándola cuando se quitaba alguna piedra.

De esta casa hablo en este poema:
La carga de leña
Iba con mis hermanos al Vedao a por leña.
Eran tardes de octubre con el viento de otoño.
Entre jaras y encinas, la placidez del monte.
Nuestras risas saltaban por los secos barrancos.
Volvíamos ya cuando el sol caía muy lento
en los cerros lejanos. El frío recorría
las calles y en la iglesia llamaban a novena
con toques de campana en la torre del pueblo.
La madre colocaba en el hogar la leña.
Y al amor de la lumbre nos sentábamos todos,
alegres como el fuego que ardía en la cocina.
Padre estaba muy lejos, trabajando en la obra.
En la calle caía la noche como el plomo.
Y madre preparaba tortetes de escabeche
mientras el mundo era un latido muy dulce.
Y, ya la luna alta, venía doña Antonia,
la maestra, muy vieja. Nos contaba romances
del Cid y de sus nobles guerreros y de brujas
que llenaban de miedo nuestro sueño de niños.
Más tarde, ya en la cama, oíamos marcharse
a doña Antonia. Suena su bastón en la calle
y nosotros soñamos con nobles caballeros,
tan fuertes y tan justos como era nuestro padre.
(En la calle los perros ladraban a la luna.
Y en el hogar quedaba un cálido rescoldo).



Juan Forn

 La literatura argentina le debe mucho a Juan Forn

Como autor y editor, Forn dejó un legado que cambió la manera de leer en el país. Fue una figura clave que ha alimentado a varias generaciones de lectores, descubriendo talentos y dando espacio a escritores que estaban en los márgenes.

La literatura argentina le debe mucho a Juan Forn. Aún quien no lo haya leído o quien nunca haya escuchado su nombre tiene que saberlo: la literatura argentina le debe mucho a Juan Forn. Como escritor, como traductor, como editor, como descubridor, como reseñista, Forn es una figura clave que ha alimentado a varias generaciones de lectores.

Tuvo una labor central en la Argentina de la post-dictadura, cuando a finales de los 80, principios de los 90 creó la hoy mítica colección Biblioteca del Sur de la editorial Planeta. Los títulos que publicó allí son asombrosos. En tiempos de redes sociales, la hipérbole suele ser el lugar común, por lo que hay que tener cuidado de no caer en la banalización con estos adjetivos, pero no cabe otro: aquel catálogo era asombroso. Esos libros cambiaron la manera de escribir y de leer en el país. Aparecieron otras voces, otras búsquedas, otras polémicas. Gracias a la Biblioteca del Sur, la literatura abandonó una postura demasiado respetuosa de los clásicos. Nota aquí.



Ana Montojo

 NUEVA NORMALIDAD (O ASÍ)

Hoy han vuelto a sonar en el bar de aquí abajo
los ritmos caribeños, con envidia
los miro y los escucho,
en esta hermosa noche de verano
que renace la vida.
Es un pequeño bar en donde se reúnen
las mujeres que limpian nuestras casas,
que acompañan ancianos,
las cajeras del súper que preguntan
-con sonrisa prevista en el contrato-
tarjeta o efectivo a un cliente tras otro,
y los hombres que cuidan nuestros parques,
que abren zanjas –quién sabe con qué fines-
rompiendo el pavimento bajo el sol implacable.
Hoy se ha abierto su bar y han olvidado el miedo,
oigo sus carcajadas, sus bromas insinuantes.
Hoy han vuelto a bailar como antes del desastre,
quién puede reprocharles que se abracen,
que muevan sus caderas, que se besen,
que beban y que sueñen que son libres.
Quién puede poner puertas al río de la sangre.
Esto no se ha acabado, nos dicen en la tele,
cautela, precaución, distancia, mascarillas,
pero ahí está la vida reclamando lo suyo.
Yo me voy a la cama pensando que no puedo
ir a ver a mi nieta, me protegen,
soy población de riesgo, por lo visto.
Sin embargo podría entrar al bar de abajo
a tomarme tres copas, marcarme una bachata
e intercambiar tristezas y sudores
con un desconocido que también esté solo.
La vida es una puta contradicción.
Y es más fuerte que el miedo y que la muerte.