lunes, septiembre 03, 2018

Chicha Mariani

Chicha Mariani

Cada abuela tiene su historia demoledora y compleja


Sospecho que ustedes, lectores, saben que durante la última dictadura militar argentina hubo un plan sistemático de robo de bebés encabezado por los represores. Se explica fácil: después de asesinar a los integrantes de las organizaciones armadas revolucionarias, los militares se llevaban a sus hijos, en general muy pequeños, y los entregaban a familias que o bien no sabían del origen de los niños o estaban en complicidad con los secuestradores. Estos niños, hoy adultos, crecieron sin saber su verdadera identidad y los militares, en un pacto de silencio que mantienen con atroz disciplina, jamás han dado información sobre sus paraderos. Si muchos aparecieron —son unos 400— es por el trabajo de búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo, las mujeres más admirables de mi país.
Cada abuela tiene su historia demoledora y compleja. Siempre, sin embargo, se destacó la de Chicha Mariani y su nieta, Clara Anahí. Chicha era profesora de colegio secundario: su hijo y su nuera eran militantes y en 1976 estaban clandestinos en una casa de la ciudad de La Plata. La casa fue atacada en un operativo espectacular: cientos de miembros del ejército y la policía la rodearon y mataron a todos los militantes. Clara Anahí estaba ahí: tenía tres meses. Nota aquí.

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