jueves, mayo 16, 2024

León Gieco & Pedro Conde

 


Leiva & Sabina

 La amistad entre Leiva y Joaquín Sabina va mucho más allá de la música.

La amistad entre Joaquín Sabina y Leiva es de esas que desprenden una energía y complicidad enorme cada vez que se les ve juntos. Tres décadas separan a estos artistas que han sabido encontrar el combo perfecto a la hora de componer canciones, pero que aseguran que la música es un "mero trámite" en la unión de sus vidas.
Antes de que se conocieran, para Leiva, Sabina ya era parte de su familia. "Durante los últimos 10 o 15 años que viví en casa de mis padres, compartía litera con mi hermano. Al cerrar la puerta de nuestro cuarto, por dentro había colgado un póster arrancado de la calle, que era de su disco Esta boca es mía", explicó Leiva en una extensa charla con Esquire, en la que también estaba presente Sabina.
"Y eso era lo último que veía antes de dormir y lo primero que veía al despertar. Cada día de mi vida, durante muchos años. Es muy representativo", añadió, explicando que en los viajes familiares a Asturias su hermano siempre ponía canciones del de Úbeda.




Luis Pastor

 


Miguel Campello

 

Rodolfo Serrano

 Un rostro

Un rostro entre la gente. Una sonrisa.
Y el mundo se detiene y me recorre
el alma un dulce golpe. Eres tú misma.
Igual que eras entonces. Tan hermosa.
La miro y te recuerdo cuando eras
el único rumor, palabra única,
y solo estabas tú en mi diccionario,
Tus seis letras distintas, tan amadas.
Se cruza ante mis ojos y contemplo
tus labios que mil noches recorrieron
mi espalda y me mordieron, insaciables,
mis labios y la carne enfebrecida.
Y donde mil piratas se rindieron,
a la bandera roja de tu boca,
la exacta juventud eterna y fiera
que me atropella en medio de la calle.
Eres tú, tú, dios mio. Juraría
que, si digo tu nombre, volverían
esos tiempos amados de la dicha,
esa revolución de tu sonrisa.
La miro. Y sé que el tiempo no ha parado.
Ya no será tu cuerpo como entonces,
ni este anciano que busca tu mirada
es aquel que murió sin tu saberlo.
Se pierde entre mil ruidos de automóviles,
mas siento que se queda como un beso,
lejos de la desolación que me rodea,
el instante feliz de la nostalgia.
Foto de Raul Cancio.



Rozalén


 

Bombai & Miguel Campello

 

Luis Quintana


 

Félix Maraña

 Milagro

Las Clarisas lo tienen claro
En latín dicen las misas
y en latín rezan rosario,
latín en su escapulario,
monjas otrora sumisas,
hijas de Asís, las Clarisas,
de Orduña y de Belorado,
montan un cisma al prelado
de Roma, y en esta treta,
pide el arzobispo Iceta
que obedezcan al papado.
Y para mayor dislate
la muy señora abadesa,
sorprende con la sorpresa
de arrojar el chocolate,
lanzando órdago y mate
contra la iglesia de Roma.
Avisa que no es de broma,
ni broma ni ópera bufa,
que el negocio de la trufa
le hace rica y mayordoma.
Vuelvan, monjas, al aprisco,
todas al confesionario,
que el tumulto asambleario
ha provocado tal cisco,
que el disturbio levantisco
hace temblar los cimientos
de un credo de mandamientos
ya sin negra Inquisición.
Si vuelven habrá perdón,
dice Iceta entre aspavientos.
Y para engrosar la cuenta
y crecer en santidad,
anuncian publicidad,
porque "Burgos alimenta".
Roma condena la afrenta
de apenas una docena
de monjas, traca y verbena,
renuentes a la doctrina,
algo ariscas, sin inquina,
rebelión dulce y serena.



Mara Barros

 

Ari Jiménez


 

Osvaldo Bayer

 "Nadie pudo comprar a Osvaldo Bayer"

Una serie de charlas con el escritor y periodista terminó dándole forma a una película imperdible, que ya se vio en los festivales de La Habana y Nápoles y se estrena este jueves.

Una melodía tanguera, silbadita, de esas que le gustaban a Osvaldo Bayer, abre la historia. Es de Pablo Bernaba, que supo acompañarlo musicalmente, como da cuenta el disco Tangos libertarios del Quinteto Negro La Boca. La música dura unos segundos. Luego se esfuma y deviene un intenso vaivén de palabras entre el escritor y Norma Fernández. Ella es Licenciada en Letras y cinematografía. Realizó Los gritos del silencio y Camila, desde el alma, documentales traccionados por un marcado interés ideológico y social. 

Por este carril transitan también las charlas entre el escritor y Fernández que pueblan El testigo (Conversaciones con Osvaldo Bayer), cuyo estreno en público será este jueves 16 en el Cine Gaumont (Rivadavia 1635). “Creo que con Osvaldo nos unió una sensibilidad parecida, dada por los valores, la manera de sentir el mundo, las preocupaciones, cierto énfasis en la austeridad, la melancolía, y obviamente, la militancia en Derechos Humanos. "

"Me siento parte de todos los que aportamos a divulgar el legado ético de Osvaldo”, introduce la directora, posada en el motor –humano- inicial de esta charla lograda en de cuatro entrevistas que mantuvieron durante tres décadas. “Conocí a Osvaldo en 1991”, evoca. “Yo acababa de entrar como periodista a un diario de Córdoba, y me encargaron la nota sobre su conferencia en el Instituto Goethe. Hacía tiempo que quería conocerlo y, como intuía que no era ocasión para desperdiciar porque hacía poco había caído el Muro de Berlín y él había estado allí, fui con un amigo camarógrafo, con quien estaba empezando a hacer documentales sobre movimientos sociales. Aquella entrevista estuvo muy buena, y marcó el comienzo de una larga amistad”.

La amistad desembocó en un documental no solo poblado por la conversación sino también por una música afín, imágenes de revueltas mundiales, fotografías comentadas por Bayer en clave de largos epígrafes, y videos históricos. “El material de archivo nos llevó mucho tiempo y nos enfrentó a un problema contemporáneo para el cine documental: la mayoría de los archivos internacionales está en manos de empresas privadas que cobran fortunas. Fue muy duro conseguir excepciones, a través de apoyos institucionales, intermediaciones diplomáticas, negociaciones de precios… un calvario. Si no se resuelve pronto esto, las producciones independientes y de bajo presupuesto serán inalcanzables”, advierte la cineasta. Nota aquí.




Adrián Berra & Elena Roger

 

Kevin Johansen

 


Mariano Braga

 Un argentino fue nombrado “Embajador del vino de Burdeos”

La “Commanderie du Bontemps” es una de las hermandades más antiguas de Francia, para integrarla es necesario contar con el patrocinio de uno o más miembros y con el apoyo del Gran Consejo del Vino de Burdeos.

La cofradía de viticultores franceses la “Commnderie du Bontemps”, integrada por hacedores del vino de las regiones de Médoc, Graves, Sauternes y Barsac, de la región de Burdeos, convocó al prestigioso sommelier y comunicador Mariano Braga para formar parte de la hermandad y así jurar lealtad a los vinos de Burdeos, una de las regiones vinícolas más destacadas de Francia y del mundo.

De este modo, tras una exclusivisima ceremonia de entronización, Braga se convirtió en embajador de los vinos bordeleses, asumiendo la responsabilidad de difundir en Argentina y el mundo de habla hispana las particularidades de estos terroirs y de las etiquetas que allí se elaboran.

“En Argentina, los vinos de Burdeos más famosos son los Premier Cru, estatus alcanzado por muy pocos productores de la región de Burdeos. Como novedad para nuestros mercados, destaco el vuelco radical que viene dándose con los vinos bordeleses, el clásico estilo de esta región está cambiando con cosechas más calientes (que aquí siempre son sinónimo de gran añada) y a partir del trabajo de los grandes chateaux se empiezan a adoptar técnicas y tecnología de vanguardia”.

La “Commanderie du Bontemps” es una de las hermandades más antiguas de Francia, para integrarla es necesario contar con el patrocinio de uno o más miembros y con el apoyo del Gran Consejo del Vino de Burdeos. En el caso de Braga, quien actualmente reside en Marbella, la convocatoria y nominación fue impulsada por Florian Malpuech, director general de Ballande et Meneret, y contó con la aprobación del resto de la hermandad.

La Commanderie está integrada por grandes personalidades de la vitivinicultura y amantes de los vinos de Burdeos, como Michel Rolland, Gérard Depardieu, Eric de Rothschild y Florence Cathiard, entre otros, a quienes ahora se suma Mariano Braga. La misión de esta hermandad, según reza en sus estatutos, es congregar a hombres y mujeres dispuestos a ponerse al servicio de la calidad, trabajando por la reputación de todos los vinos de Burdeos. Nota aquí.



Tan Bionica


 

El Roto


 

miércoles, mayo 15, 2024

Andrés Ciro Martínez & Rock & Fire Band

 

Rafa Mora

 NO HAY PRIMAVERA en la guerra.

Allí siempre es infierno.
La vida transcurre entre silbidos metálicos.
Las golondrinas no regresan a un cielo que se tornó fuego.
No hay paz en los ojos.
Ni luz.
Ni descanso.
Las voces laten débiles.
Apenas hilos que penden del precipicio.
No hay esquinas ni recodos.
Sólo escombros de muerte.
No quedan dioses.
Ni héroes.
Tan solo vergüenza.
El horizonte guarda silencio
y la sangre cubre la inocencia con un hedor obsceno.
No.
No hay primavera en la guerra.



Mr Kilombo


 

Zoe Gotusso

 

Fiestas de San Isidro

 El traje castizo de Madrid da colorido a las fiestas de San Isidro

Durante las fiestas de San Isidro muchas parejas recorren las calles de Madrid luciendo el típico traje castizo. Ellas con su vestido chiné y ellos tocados con la parpusa. 

A finales del siglo XIX y principios del XX , el que hoy conocemos como el traje castizo de Madrid, era muy popular entre los madrileños, sobre todo en los barrios más humildes de la capital. En aquella época, se decía, que observando la forma de vestir de una persona, se podía adivinar de que barrio era vecino. Había distintos tipos de corte de traje, tanto en el de hombre como en el de mujer y algún complemento diferenciaba los de uno u otro lugar.

Las ‘Manolas y Manolos’

En el barrio de Lavapiés, aparecen las’ Manolas y Manolos’ cuya tomar de vestir, se extiende hacia la zona del Rastro, y las calles de La Latina. En un principio se pensó que el nombre se debía a la cantidad de ‘Manueles’ que vivían en el barrio. Manuel era el nombre con él que se solía bautizar a los judíos conversos, y fue pasando de padres a hijos. Hoy, esta hipótesis está descarta y lo más probable es que se tome el nombre del personaje de un sainete de Don Ramón de la Cruz. En el se utilizaba el nombre de Manolo como sinónimo de guapo, valiente o chulo.

Los ‘Chulapos y Chulapas’

Los del barrio de Malasaña, que por entonces se llamaba de Maravillas, eran los ‘Chulapos y Chulapas’. En la actualidad es así como se conoce de forma genérica en todo Madrid a los que visten este traje típico.

De este mismo barrio son los ‘Chisperos’ que toman su nombre de las chispas que saltan al trabajar el metal. En aquella época los herreros y forjadores fueron trasladados del centro de la ciudad hacia las afueras, al considerar que existía un alto riesgo de incendio. Se instalaron en la calle del Barquillo y su aledañas. Son las hermanas de los jóvenes que trabajaban en estos oficios las que se conocen como ‘Chisperas.’

Muchos piensan que ‘los Isidros’ es otra forma de referirse a los castizos madrileños. Pero no es así. Este nombre se utilizaba de forma un tanto despectiva, para referirse a los forasteros que visitaban Madrid durante las fiestas del patrón. Mucha gente de ciudades y pueblos cercanos aprovechaban estas fechas para hacer compras y solían hospedarse en las viejas Posadas de la Cava Baja y Alta en La Latina. Nota aquí.








Ismael Serrano


 

Javier Ruibal

 

Luis García Montero

 Los niños de Palestina

Como la historia de los seres humanos está llena de tristezas, egoísmos e infamias, bueno es recordar también los ejemplos de dignidad solidaria. Los hay (y muchos). Durante un viaje de trabajo por México, con acuerdos en la UNAM y en la Cámara de Diputados, fue una emoción que el Ateneo Español me invitara a dar una conferencia sobre el exilio. La Secretaría de Estado de Memoria Democrática ha organizado una serie de actos para recordar la llegada del Sinaia a Veracruz. En aquel barco viajaron muchos españoles que necesitaban huir del fascismo y reconstruir su vida después de la derrota de la democracia española en 1939. Como escribió María Zambrano, el golpe militar había fracasado en 1936, pero el autollamado bando nacional no dudó en vender España a Hitler y Mussolini para hacerse con el poder, convirtiendo durante 3 años a la nación de todos en un campo de pruebas militares, horrores y cadáveres. Que en los dos bandos se cometieran barbaridades ya estudiadas por los historiadores no supone que puedan fijarse equidistancias. Sólo un bando fue responsable del golpe de Estado contra la legalidad democrática que desencadenó la tragedia.

En el Sinaia, buque de vapor francés, llegaron a México muchos derrotados con su equipaje de tristezas, miedos e incertidumbres. Pero ser un derrotado, como afirmó entonces Antonio Machado, no significaba haber perdido la guerra desde un punto de vista humano. Frente a la barbarie, la historia necesita ejemplos de dignidad como el que representaron en sus vidas y su compromiso legal con España muchos de los viajeros del Sinaia. Pensar hoy en ellos es recordar también la solidaridad que México ofreció en un momento tan grave, cuando las democracias europeas querían mostrarse neutrales para no molestar a la Alemania nazi. Lo acabamos pagando todos. La solidaridad mexicana fue muy profunda con miles de españoles anónimos. Recordar a intelectuales y escritores como José Gaos, María Zambrano, José Moreno Villa, León Felipe, Max Aub, Luis Cernuda, Adolfo Sánchez Vázquez, Margarita Nelken o Luisa Carnés ayuda a comprender que la hospitalidad es una forma de enriquecimiento mutuo. Los exiliados españoles aportaron a México tanto como recibieron. Que el respeto a los derechos humanos tuviese más valor que el miedo o que una seguridad mal entendida dejó una magnífica herencia social. Esa que ahora recordamos. Nota aquí.



Frank Delgado


 

Rebeca Jiménez

 

Benditos Malditos


 

Volad Canciones, Volad

 Fernando nos cuenta por Facebook.

Creo que es importante que una vez publicado el libro “VOLAD CANCIONES, VOLAD” comparta algunas INFORMACIONES ACLARATORIAS Y COMPLEMENTARIAS sobre él:

• Se trata un libro que surge de la investigación que desde hace cinco años vengo realizando sobre la obra musicalizada de nuestros grandes poetas.
• En este libro trato solamente de 13 poetas, de 13 poemas musicalizados y de 13 canciones en sus múltiples versiones.
• Es, por tanto, un libro que ofrece tan solo “una pincelada” del trabajo que llevo realizado durante estos cinco últimos años. Trabajo de investigación que numéricamente queda reflejado en el CUADRO que seguidamente voy a adjuntar. En resumen, en este momento mi investigación –centrándome solo en los 13 poetas que aparecen en el nuevo libro– se compone de 2.515 poemas, 11.330 canciones y 4,449 discos.
• Todas esas canciones (11,330) son parte de las más de 25.000 que he ido localizando y comprando para crear una BASE DE DATOS SONORA y poder escucharlas, analizarlas y clasificarlas. Lo que me ha supuesto una inversión importante que me temo no voy a poder amortizar dado el desinterés institucional y en gran medida social que estoy percibiendo y viviendo día a día respecto a la poesía musicalizada.
• Pese a ello, sigo investigando y luchando por este hermoso y creo que importante proyecto, ahora ya sabéis que estoy trabajando sobre la obra musicalizada de la gran poeta mexicana Juana Inés de la Cruz, de la que ya tengo clasificadas más de 150 canciones.



Fernando Navarro


 

Idígoras y Pachi


 

martes, mayo 14, 2024

Víctor Manuel

 

Kevin Johansen

 Kevin Johansen, el mundo interior de un artista indescifrable al borde de los 60: ”El hecho creativo necesita de la zona de confort”

El músico que se autodefine desgenerado abre las puertas de su casa para un mano a mano con Teleshow. Con su nuevo disco, Quiero mejor, elige su propio feng shui y fija posición ante un mundo hostil. Y en una charla relajada y apasionante, repasa su vida entre las personas y los lugares que lo marcaron y los nombres propios que ayudan a definirlo, como Alaska, su madre Marta, Buenos Aires, Charly García, Nueva York, Down with my baby, el Zurdo Roizner, Jorge Drexler y tantos más

Quiero mejor dice Kevin Johansen en su nuevo álbum, y como es costumbre en él, dice mucho más que eso. Es una expresión de deseos, claro. Pero también una toma de decisiones ante un mundo que define como “dark”. Una reflexión madura y consciente de un hombre al borde de los 60 que considera que es el momento de cosechar lo sembrado.

Es el primer disco con canciones nuevas, tomando como referencia el intrépido Algo Ritmos. En el medio, un trabajo de versiones, Ve tú, en el que mostró parte de su inabarcable ADN musical. Y una pandemia claro, el experimento del streaming, y el regreso a giras, colaboraciones, zapadas y reencuentros de un artista que hace de tender redes un estilo de vida.

Además de artista world music, Johansen es de esos entrevistados que obliga al desafío de estar alerta. El tan mentado oficio se pone a prueba en neologismos, juegos de palabras o menciones que dan cuenta de su vasto universo de referencia. Durante la charla con Teleshow va a citar a Oscar Wilde, a Charly García, a Mark Twain, a su compadre Liniers, a David Lebón, a su madre, Marta. Pero en cuestión de minutos, el escenario cambia. La tradicional entrevista al músico que saca nuevo disco muta en un taller de aproximación a la vida y obra de Kevin Johansen. Potenciado por el clima de entrecasa y la hospitalidad del cantante y su compañera, Lala, en esa casa de Belgrano R que Jorge Drexler visita cada vez que pasa por Buenos Aires, solo o con una cuerda de tambores, o donde concretó el postergado dúo con Julieta Venegas, que se volvió una gran zapada. Nota aquí.





Adrián Usero


 

Adrián Berra

 


James Rhodes

 “En otra vida, habría sido delantero del Betis”

La galería Blanca Berlín de Madrid acoge la exposición ‘James Rhodes, fotógrafo’, una mirilla abierta a la faceta más desconocida del pianista y escritor.

James Rhodes (Londres, 1975) es pianista, escritor y ahora, también, fotógrafo. Hasta el 18 de mayo, la galería Blanca Berlín de Madrid acoge la exposición James Rhodes, fotógrafo, una mirilla abierta a la faceta más desconocida del artista.

¿Cómo se introdujo en la fotografía? Cuando llegué a España, me di cuenta de que estaba visitando tantos rincones increíbles del país dando conciertos que quería encontrar una manera de recordarlos para siempre, para que cuando sea mayor y mire hacia atrás tenga algo concreto que contemplar. Entonces compré una cámara y comencé a llevarla conmigo de gira. Me volví adicto al instante, hasta el punto de que ahora nunca salgo de casa sin una cámara.

¿Cómo se ponen en relación la música y las imágenes? Hay una cita erróneamente atribuida a Goethe que dice que la arquitectura es música congelada. Siento que las fotos, de manera similar, son recuerdos congelados. Forman una banda sonora del mundo que habitamos y de las vidas que vivimos.

¿Cuál es el mejor halago que ha recibido por su trabajo? Como músico, fue cuando Grigori Sokolov (mi héroe) escuchó una actuación mía y me dijo que sentía que yo tenía algo interesante que decir. Como escritor, una reseña de Rosa Montero que fue (para mí excesivamente) generosa. Como fotógrafo, Isabel Muñoz viniendo a mi exposición y diciendo cosas lindas de mis fotografías. Todo inesperado.

¿Y el más extravagante? La mujer más hermosa que he conocido leyendo mi libro Instrumental y, a su debido tiempo, accediendo a casarse conmigo.

¿Cuál es el último libro que ha leído y le ha gustado? El negociado del yin y el yang. Estoy un poco obsesionado con Mendoza. También acabo de releer El guardián entre el centeno. Sigue siendo un libro alucinante.

¿El que tiene ahora mismo abierto en la mesilla de noche? Un breve libro de poemas de Elvira Sastre. Me calma antes de dormir. Nota aquí.



Ismael Serrano


 

Tute


 

lunes, mayo 13, 2024

Rozalén


 

Ariel Rot

 

Miguel Ángel Yusta

 Miguel Ángel nos cuenta por Facebook

***17 de mayo, viernes***
Espacio Huerga y Fierro. Madrid
PRESENTACIÓN
Summarium 25
(Selección de poemas 1999-2023)
Autor: Miguel Ángel Yusta
Prólogo: Félix Maraña. Escritor, poeta, periodista y amigo grande.
Doctora en Filologia, poeta y ensayista, profesora de la Universidad de Córdoba. Aragonesa de pro.
Acompañamiento y canciones: Antonio P. Gaitero cantautor y poeta siempre generoso ...




David Lebón

 

Luis García Montero

 “Hasta un poema de amor puede leerse como una defensa de la sanidad pública”

El poeta y director del Instituto Cervantes visita México para recibir el Reconocimiento a la Excelencia en Letras y Humanidad y recoger el legado del escritor y diplomático Alfonso Reyes, que ingresará en la Caja de las Letras

Escucharle hablar es como asistir a un acto íntimo al que uno ha sido generosamente invitado. La voz de Luis García Montero se abre paso como un susurro, una canción de cuna que sin embargo se va llenando de palabras importantes, como llegadas de otro tiempo, para recordarnos que la poesía todavía tiene algo que contarnos sobre el mundo de mañana, que es el de hoy y también el de ayer. Hace un año y tres meses, como reza el título de su último poemario, que el escritor y director del Instituto Cervantes presentó en México este libro, compuesto durante la enfermedad y tras el fallecimiento de su esposa, la escritora Almudena Grandes. El tiempo ha pasado y su ánimo ya es otro. Lo que era una herida abierta se ha ido convirtiendo en duelo, en una memoria “que se hace presente y acompaña sin la agresión dolorosa de los primeros momentos”, dice el poeta, que recibe al periódico en la residencia del embajador español, donde se hospeda.

García Montero (Granada, 65 años) está de visita en el país norteamericano para recibir el Reconocimiento a la Excelencia en Letras y Humanidad que otorga la Cámara de Diputados de México y que el año pasado, en su primera edición, fue para su amigo y también poeta Raúl Zurita. Desde hace pocos meses, el granadino aprovecha estos viajes para retomar el viejo hábito de la poesía, del que se había apeado desde que acabó el libro dedicado a Grandes. No sentía la necesidad. “De pronto, un día de abril escribí un poema en el que estaba viendo la luz en el balcón, y viendo cómo florecían los árboles y se llenaban de verde las ramas, y me encontré que estaba viviendo el momento sin pensar en el pasado, sin pensar en el futuro, dejándome llevar por la primavera”, relata, y sus ojos brillan.

La necesidad de “reconciliarse con la vida” late en sus nuevos versos, como late la experiencia del duelo, pero lo que realmente le ha impulsado a acercarse de nuevo a la poesía es la situación en Gaza, que colma sus preocupaciones. “Ver un genocidio televisado minuto por minuto, sin que haya una oposición rotunda desde los países democráticos, está dejando sin legitimidad a las instituciones internacionales”, denuncia. “¿Con qué legitimidad vamos a oponernos al fundamentalismo islámico que está maltratando a las mujeres, o a exigir una transformación democrática en Rusia o China? Nos están dejando en absoluta soledad a los defensores de los derechos humanos, y eso me afecta personalmente”, lamenta. Por eso en sus nuevos poemas aparece, también, la infancia arrasada en la Franja, “una niña que sale de los escombros y contempla su propio cadáver”. Nota aquí.



Mr Kilombo

 


Adriana Varela


 

Tute

 


domingo, mayo 12, 2024

Rubén Rada

 Rubén Rada festejó sus 80 años en el Luna Park con sus hijos en el escenario y amigos como León Gieco y David Lebón

El uruguayo brilló con sus canciones sin época junto a una banda de lujo y compañeros de tantos años en la música. Adriana Varela, Juanse, Julia Zenko y Nahuel Pennisi también dijeron presente en un concierto inolvidable.

Suenan los acordes de “Mandanga dance”, van más de dos horas y media de concierto y Rubén Rada no se quiere bajar del escenario. Tiene la sonrisa pintada, esa que no se le borró durante todo el show salvo para hacer bromas. Camina de punta a punta dirigiendo la orquesta, se sienta ante las congas para marcar la percusión, pide gritos de locura y nombra a todos y cada uno de los músicos y asistentes que lo acompañan. Consciente o no, Rada está haciendo un resumen de su vida, y esto va más allá de una mirada retrospectiva de su carrera. Refleja su manera de tomarse el oficio de músico popular con responsabilidad, elegancia y respeto, pero sin perder la alegría.

El concierto titulado Rubén Rada 80 años -cumplidos el 16 de julio pasado- había comenzado con “Aquel payaso”, de su primer disco Rada, en 1969. Fue un guiño cronológico para una primera tanda de oldies de las épocas de El Kinto, Totem y Opa. Suenan su hit fundacional “Las manzanas”, el himno pescador “Don Pascual”, “Mejor me voy” en clave algo tanguera gracias a Julia Zenko; la fusión de “Biafra” como postal de un mundo que ya no existe y el pulso rockero de “Eloísa”.

Rada va y viene al calor de los tambores y ante la seducción irrefrenable por los ritmos afro. Al candombe que latía en las calles le sumó lo que llegaba de otras partes del mundo. Con Los Beatles como inevitable faro, formó parte de la camada de artistas que forjó el candombe beat. Y con el jazz que venía del norte, amplió los márgenes de la world music, sin perder nunca el pulso de su ciudad. Y la muestra cabal es “Montevideo”, esa descripción urbana en modo instrumental.

“Es mi primer Luna Park”, dice Rada a modo de saludo y también paradoja. Suena extraño que sea su debut en el Palacio de los Deportes para un artista que vivió la década del ‘80 y tuvo una gran popularidad en el marco del estallido del rock argentino post Malvinas en nuestro país. En sus palabras no hay queja sino asombro, y una gratitud eterna con este lado del charco.

“Este país me dio todo. Me dio amor. Me dio a mis hijos”, agrega mirando a ambos lados del escenario. A su izquierda, la guitarra de Matías. A su derecha, las voces de Lucila y Julieta. Sostenes musicales y emocionales de un concierto faraónico, junto a una banda de lujo en la que sobresalen dos músicos claves de la escena uruguaya: Lobo Núñez y sus tambores sanguíneos y Gustavo Montemurro y la cuota de modernidad en sus teclados.

Autodidacta orgulloso, defensor de la espontaneidad del hecho artístico, Rada hizo del Luna Park su propio delta musical con afluentes de todos los colores. Adriana Varela despliega su encanto arrabalero para una versión aggioranda del tango “Patotero sentimental”. Con Nahuel Pennisi todo es paso de comedia y emoción haciendo una y una, “Adiós a la rama” y “Universo paralelo”. Javier Malosetti es el rescate emotivo de ese notable álbum que es Varsovia y una tocada aún más funky de “Dedos”.

El espectáculo se complementa con lo que ocurre en las pantallas, una gigante detrás del escenario y dos pequeñas, una

a cada lateral. Durante las canciones, reflejan las imágenes de una trayectoria de 60 años en fotos, recortes de diarios o tapas de discos. En los intervalos, comparten testimonios en tiempo presente de amigos de aquí, allá y todas partes, como Fito Páez, Hugo Fattoruso, Natalia Oreiro, Carlos Vives y un silbado Andrés Calamaro. Y promediando el concierto, anticipa un momento mágico de esos que solo la música puede regalar.

Las imágenes viajan al centro de los ‘80, con Rada y su grupo clásico en el programa de Juan Carlos Mareco. Tocan “Matías, el nuevo embajador”, dedicada a su hijo que lo mira y lo baila en brazos de su madre con su hermana Lucila y entre el público. De repente, Rubén frena todo y entran el guitarrista Ricardo Lew y el tecladista Ricardo Nolé para versionarla aquí y ahora. Como homenaje eterno a los ausentes físicamente Osvaldo Fattoruso y Beto Satragni. Y con Matías y Lucila sobre el escenario. El arte como máquina del tiempo. Nota aquí.







Kevin Johansen


 

Vicky Gastelo

 


Dani Flaco


 

Rozalén

“Con este álbum he entendido el amor, la nostalgia, la muerte y las enfermedades. He cantado la vida”

 La cantante y compositora albaceteña Rozalén comienza una etapa vital con su nuevo álbum, ‘El abrazo’. Un trabajo de más de cuatro años en el que ha volcado todo su talento y que le ha ayudado a sobrellevar la pérdida de su padre aplicando el poder terapéutico de la música “para convertir el dolor en canciones”

Si uno se fija en el tobillo izquierdo de María Rozalén (Albacete, 1986), verá tatuada la rama de un olivo. Representa el árbol más característico de Letur, el pueblo en el que se crio, situado en la sierra del Segura. Tal es el arraigo hacia esa tierra que necesitaba grabarlo en la piel. También reivindicarlo en sus letras, donde aparecen las raíces como referencia imprescindible para componer. O en el festival que creó en 2016, Leturalma, que lleva ya seis ediciones. El oficio le exige estar lejos de casa, pero jamás olvida de dónde viene. “Ser albaceteña me marca en lo que soy, en cómo escribo, en cómo hablo. Ha definido mi personalidad”, admite en la entrevista que encabeza este artículo de Talento a bordo, el proyecto impulsado por Iberia para visibilizar el talento español. Para la cantante, que protagoniza el último vídeo de seguridad de la aerolínea, el talento es aquello que de manera natural provoca algo en los demás.

Estudiar psicología y formarse en musicoterapia, una especialidad que mide los beneficios y las conexiones neuronales que se establecen al escuchar una melodía, también se refleja en sus versos, como se ve (se oye) en su sexto y último disco, El abrazo, un trabajo de más de cuatro años que marca un antes y un después en su carrera profesional. “Aunque vaya a terapia cuando no tengo herramientas para soportar ciertas cosas, creo que este álbum me ha servido para entender el amor, la nostalgia, la muerte o las enfermedades. Simplemente he cantado la vida y mostrado lo que me ha pasado”. Eso que le ha pasado ha sido sufrir dos grandes duelos, la pérdida repentina de su padre y la de su abuela: “No te enseñan a abrazar la ausencia, a aceptar la esencia de una cruel ley natural. / Tan sencillo: uno nace, luego muere. / Lo que importa es la huella que se deja al caminar”, le dedica a su progenitor en Todo lo que amaste.

Al preguntarle por estas dos figuras, Rozalén coge aire y se recoloca en la silla. Confiesa que la música ha sido su mayor terapia, una catarsis que le ha permitido expresar todo lo que le remueve por dentro para convertir la tristeza en un homenaje a sus familiares. Porque siente que si no lo pone negro sobre blanco parece que no lo ha vivido. “Es una manera de dejarlo bien atao. Cuando sea mayorcita, intuyo que miraré todos mis discos y veré mi vida ordenada”, dice.

Su estilo, conocido por entremezclar flamenco, pop y copla y por criticar injusticias sociales, le llevó a ser galardonada en 2021 con el Goya a mejor canción original por el tema Que no, que no y con el Premio Nacional de las Músicas Actuales, concedido por el Ministerio de Cultura. También ha sido tres veces Disco de Platino: en 2018 por el álbum Cuando el río suena, en 2020 por Matriz y en 2022 por El árbol y el bosque. Admite que lo mejor de recibir estos reconocimientos es lo que significa para la gente que la quiere. “Mi padre se recorrió todo el pueblo con el goya en brazos para que le hicieran fotos. Se lo enseñaba hasta a las cajeras de los supermercados”.

Ahora, Rozalén rememora a aquella niña que comenzó tocando la bandurria en la rondalla del pueblo y recitando poemas que le enseñaban su madre y su abuela. No recuerda el momento exacto en el que supo que se dedicaría a la música. Lo que sí tuvo claro desde pequeña es que cantaría toda la vida, hasta que se quede sin voz. Nota aquí.