sábado, mayo 31, 2025

Ismael Serrano

 Ismael Serrano deslumbra al público del Palau de la Música con la Orquesta Sinfónica del Vallès

El cantautor madrileño ha repasado algunos de los temas más emblemáticos de su trayectoria en el marco del Guitar BCN.

El cantautor Ismael Serrano ha vuelto a Barcelona y ha actuado este jueves en el Palau de la Música Catalana acompañado de la Orquestra Simfònica del Vallès. Lo ha hecho en el marco del festival Guitar BCN con el programa Ismael Serrano. Sinfónico, que ha recuperado algunos de los temas más emblemáticos de su trayectoria musical. El recital ha comenzado con las canciones Sucede que a veces , Sin ti a mi lado y La llamada , que han servido para abrir el fuego de un concierto en el que Serrano ha mostrado una gran complicidad con el público .

El artista madrileño —que forma parte de la generación de cantautores aparecida en los años noventa— es conocido por sus letras, que se convierten en una mezcla de música reivindicativa y canciones de amor .

Serrano ha deslumbrado este jueves a los asistentes a su concierto en el Palau de la Música Catalana en un concierto en el que ha compartido el escenario modernista con la Orquesta Sinfónica del Vallès . En total han interpretado una veintena de canciones , todas provenientes de su extensa trayectoria profesional.

Nada más entrar, el protagonista de la velada ha recibido un fuerte aplauso por parte del público, con el que se ha mostrado de lo más cercano . De hecho, antes del inicio de cada tema, Serrano se ha dado espacio para dirigirse a los espectadores , en algunas ocasiones introduciendo el tema, en otras bromeando, y también en alguno de los momentos aprovechando para reflexionar sobre diferentes aspectos de la cotidianidad . 

 "Vivimos en tiempos grises", ha sentenciado, "y por eso es tan complicado encontrar voces que te reconcilien con el mundo , y también espacios como éste, que te permitan encontrarte con otras personas y entender que no estamos solos". Serrano también ha admitido estar "emocionado" después de décadas sobre los escenarios . "La edad me convierte en una persona frágil", ha añadido.

Temas emblemáticos

Entre los temas que han ido sonando a lo largo del recital había canciones como Absoluto , Nieve , Estaré ahí o Si se callase el ruido . El cantautor también ha dejado espacio por momentos que él mismo ha definido como con "menos épica" con canciones como Qué andarás haciendo ahora o Un muerto encierras , que ha interpretado él mismo en acústico con una guitarra . La parte final del recital ha concentrado a los clásicos más conocidos como Papá cuéntame otra vez , Ahora que te encuentro o Vértigo .

De hecho, la mayoría de los temas escogidos se pueden encontrar en el último álbum del artista: Ismael Serrano. Sinfónico', publicado en octubre del año pasado y presentado en gira por diferentes ciudades españolas y latinoamericanas entre los meses de febrero y mayo del 2025. Después de su parada en la capital catalana, todavía quedarán tres citas en el estado de cara a finales de año. Nota aquí.







Fede Comín

 


Joaquín Sabina

 

Vicky Gastelo

 


Rodolfo Serrano & Raúl Cancio

 Rodolfo nos cuenta por Facebook.

Mi querido Miguel Ángel Altamira, editor de Kasbahediciones, publicará en estos días un libro muy especial.
Un poemario que recoge poemas míos ilustrados, uno a uno, con las imágenes de Raul Cancio. Se trata de una edición que a Raúl y a mí nos hace mucha ilusión.
Y más todavía porque el prólogo es de nuestro querido Joaquín Estefanía, con el que compartimos años de amistad y trabajo. Sobre todo, de amistad.
Muchas veces me habéis pedido que publicáramos en libro estos poemas que siempre engrandecen las fotos de Raúl. Pues, aquí lo tenéis. Ojalá no sea este el único que vea la luz y que recoja esa mirada sabia y única del maestro Raúl Cancio.





Hospital Garrahan


 

Emmanuel Horvilleur

 

Fernando Navarro


 

Bansky

 Banksy publica su nueva obra de arte urbano sin revelar su ubicación exacta

El grafiti, que sus seguidores especulan se encuentra en Marsella, muestra la sombra de un bolardo que, alargada sobre el asfalto, toma la forma de un faro.

Banksy ha publicado una nueva obra en su cuenta oficial de Instagram. La imagen muestra la sombra de un bolardo que, alargada sobre el asfalto, toma la forma de un faro. Sobre la silueta se lee la frase: “I want to be what you saw in me” (“Quiero ser lo que viste en mí”).

Aunque el artista no ha revelado el lugar exacto donde se encuentra la pieza, varios seguidores apuntan a que podría estar en el barrio de Le Panier, en Marsella, una zona portuaria conocida por su arte urbano. En esa zona hay bolardos con forma de faro similares al de la imagen, lo que refuerza la teoría.

Cerca de la obra aparece también una firma que parece decir “Yaze”, nombre utilizado por el artista canadiense Marco the Polo, quien ha citado a Banksy como una de sus influencias. No está confirmado si se trata de una colaboración.

Algunos interpretan la frase que acompaña a la imagen como una referencia a la canción Softly del grupo estadounidense Lonestar, aunque no hay confirmación al respecto.

Banksy sigue recurriendo a elementos del entorno urbano como parte central de sus intervenciones. En este caso, transforma un objeto cotidiano —un bolardo— en un faro, manteniendo su estilo directo y simbólico. Nota aquí.



Benjamín Prado


 

Conociendo Rusia & Nathy Peluso

Adriana Varela


 

Ramón Serrano

 EL MILAGRO

Es a partir de media noche
cuando suelen venir a visitarme
las Musas de las aguas violeta
es la hora reluciente de los bosques
cuando se abre la niebla
y se oye la música de las estrellas
se retiran con gesto taimado las sombras
y viene la luz al palacio de las sirenas.



Luis Quintana


 

Mafalda Cardenal

 

Pez Mago


 

Luz Casal

 

Paco Ramos


 

Félix Maraña

 El obispo no puede con ellas

El obispo, entre otras cuitas,
quiso ganarse a unas cuantas,
pero son unas tunantas,
las rebeladas monjitas,
buscando a las favoritas
del obispo camarero.
El obispo, tesorero,
así nombrado por Roma,
provoca en cuanto se asoma
otro cisma misionero.
El obispo no puede con ellas,
que le ganan todas las partidas,
son expertas, lucen siete vidas
como gatas que ganan querellas.
Son expertas en ganarse estrellas
en el cielo de la rebeldía.
Han tomado toda la abadía
y al obispo le dejan de lado.
Las monjitas, las de Belorado,
han montado nueva cofradía.



Emiliano del Río & Jacha Brignone


 

Zahara & Ximena Sariñana

 

Antonio Muñoz Molina

 “Como viví el progreso, duele más el retroceso”

Novelista consagrado de la cultura de la democracia, el escritor conversó, en su casa en Valencia, de su infancia y la evolución de España, de lo real y el arte de la novela, sobre la ficción, la desinformación y su nuevo libro: el ensayo ‘El verano de Cervantes’

El 8 de noviembre de 1580 Miguel de Cervantes participó en un juicio en Valencia para testificar sobre el caso de Jeroni Planelles, un pescador desaparecido. Cervantes, tras cinco años de cautiverio, afirmó haber visto en Argel alguien con sus características en una cola junto a 20 pescadores y firmó su declaración para que así constase. El 22 de mayo de 2025, en la puerta de su casa en Valencia, cerca de la Estación del Norte, me encuentro con Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956). Pasaré dos horas escuchándole sobre la novela y sobre el presente, mientras la brisa agita el silencio, el tiempo parece haber desaparecido y una persiana de caña va golpeando el marco de la ventana. Este miércoles llegará a las librerías El verano de Cervantes (Seix Barral), un ensayo que es una admirada y apasionada lectura del Quijote. Es la obra de un humanista contemporáneo. Leo su libro como una invitación a volver al clásico. “Eso espero”. También tiene mucho de autobiografía —“cuando leo el Quijote estoy leyendo mi propia vida”— y de ejercicio personal de sanación.

Pregunta. ¿Por qué fue distinta la lectura que hizo del Quijote en 2015?

Respuesta. El libro lo ocupó todo, ¿sabes?, no quería hacer otra cosa que leerlo. Y en un cuaderno en el que estaba trabajando en otro proyecto, hice algo que no había hecho en lecturas anteriores: ponerme a tomar notas, sin orden, de manera anárquica. Escribir a mano da más libertad, parece que eres más irresponsable. Entré como en una fase de saturación, en el sentido positivo. Llené dos cuadernos. A lo largo de otros veranos, volvía, hasta el verano pasado, con el temor de que esa intensidad se pudiese desdibujar.

P. El libro está cosido a través de sus recuerdos. De su infancia hasta hoy. Uno de los protagonistas es el niño que usted fue, como si ahora se hubiese activado su memoria remota.

R. A los libros se llega por muchos caminos y toda experiencia es transmitible, pero en mi caso, sí, confluyen la lectura con mi experiencia de la vida.

P. El mundo del Quijote se parece más al mundo de posguerra de su niñez trabajando en el campo que a nuestro presente.

R. El mundo en el que crecí, que era un mundo rural y que ha desaparecido, se cultivaba prácticamente como en el siglo XVI porque la guerra había provocado un enorme retroceso en el campo. Se trabajaba con animales y a brazo. Se segaba con hoz. Recogíamos las hortalizas, las cargábamos en una yegua y las subíamos al mercado donde mi padre tenía un puesto. Hasta la adolescencia, en casa, no tuvimos baño ni agua corriente. Y el mundo manchego en el que se desarrolla la novela y el mundo jienense están muy cercanos.

P. ¿Cuál es hoy su relación vivencial con ese mundo desaparecido?

R. Tú tienes un núcleo de experiencia del que emana todo lo que eres y desde el que miras el mundo. En mi caso ese núcleo es haber transitado de un mundo cerrado, que parecía intemporal y donde parecía que nada podía ser de otro modo, a otro mundo distinto, a un mundo urbano, en el que gracias a los azares y las becas pude hacer el bachillerato, ir a la universidad… Como he vivido el progreso, duele más el retroceso. Porque sé, como sabe la gente de mi generación, que lo que ahora se da por supuesto, antes no existía. Ni Europa, ni la democracia ni el agua corriente. Hay un deber cívico en decirlo, “recuérdalo tú y recuérdalo a los otros”, como decía Cernuda. Nota aquí.



Salvador Amor

 


El Roto

 


viernes, mayo 30, 2025

Alfonso del Valle

 MELODÍA

No es ni diva ni valiente,
solamente es el vestigio
de una niña, ayer prodigio,
hoy una mujer corriente.
No sé qué quiere la gente
si anteayer, día tras día,
le dijeron que valía.
Tanto tiempo en la creencia
le hizo entrar en la vehemencia
de que es la gran melodía.



El Jose & Guada

 

Libreria Alberti


 

Leiva


 

Ignacio Copani

 CiberCanción de Autor nos cuenta por FACEBOOK.

𝗜𝗴𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼 𝗖𝗼𝗽𝗮𝗻𝗶 𝗲𝗻 𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗱: 𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗴𝗹𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗟𝗮 𝗠𝗮𝘁𝗮𝗻𝘇𝗮 𝗲𝗻 𝗧𝗮𝗯𝗲𝗿𝗻𝗮 𝗚𝗮𝗿𝗶𝗯𝗮𝗹𝗱𝗶

La tarde del viernes madrileño tuvo algo de milagro: la Taberna Garibaldi, ese rincón de Lavapiés donde las paredes parecen sudar conciencia, se convirtió en un pedacito de Argentina. Allí, entre mesas apretadas, brindis espontáneos y un murmullo de bienvenida permanente, Ignacio Copani ofreció mucho más que un recital: regaló una tarde-noche de identidad, afecto y canciones compartidas. Antes de que sonara la primera cuerda, ya se respiraba clima de peña. Entre copas y risas, los presentes —argentinos (algún uruguayo había) dispersos por la geografía española— se presentaban entre sí con esa fórmula que une como un abrazo: “¿Y vos de dónde sos?”. Desde Salta hasta Avellaneda, desde Rosario hasta Almagro, cada historia era una estampa de la patria desparramada. Y como si fuera parte del ritual, alguien recitó a José Larralde. Otro completó los versos. Fue como si el viejo Larralde también se hubiera sentado ahí, con la voz ronca y la mirada baja. Y entonces subió Copani. Con la guitarra como escudo y la palabra como bandera, arrancó sin preámbulos con "El juglar", una declaración de principios convertida en estandarte:
"Yo no canto en los palacios y salones,
ni tampoco quiero ser bufón del rey,
pues prefiero cantar fuera de la ley,
esparciendo a cuatro vientos mis canciones"
La sala lo disfrutó. No solo por la potencia del mensaje, sino porque lo decía alguien que puede hacerlo con autoridad. Porque Copani no es un improvisado trovador: con más de 40 años de carrera, es uno de los cantautores más premiados y prolíficos de América Latina. Ha escrito cientos de canciones, publicado decenas de discos, recorrido escenarios de todo el mundo y siempre —siempre— se mantuvo en el candelero, sin vender el alma ni disfrazar la voz. Algunos lo llaman “el Serrat argentino”, y no por copiar estilos, sino por su capacidad de hablarle a generaciones enteras desde la canción. Con humor, con ternura, con ironía y con esa lucidez que solo tienen los que vienen del barro. Barro como el de su barrio natal, La Matanza, que él mismo mencionó con orgullo:
“Un barrio pobre, que ni glamour tiene en el nombre, pero que me enseñó todo lo que soy”, dijo, y lo aplaudieron como a un primo que vuelve de lejos.
El recital fue un entreverado viaje por canciones propias y ajenas, hiladas con humor, inteligencia y cariño. Aparecieron versos de Antonio Machado, Miguel Hernández, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, María Elena Walsh, Mercedes Sosa, León Gieco, Charly García, Zitarrosa, Discépolo, Benedetti, Atahualpa Yupanqui y hasta Paul McCartney, en un "medley" de esos que son caricia y memoria. El bardo Argentino realizó su saber hacer con un atesoramiento de sabiduría dinámico y con una emoción muy fresca. Fue un concierto muy porteño pero también muy español , la copla que su madre cantaba y él escuchaba de pibe, nos cantó algo de "La Zarzamora" y pícaro nos confesó que "El café de Levante" en Argentina tiene otro significado (a la imaginación popular lo dejo) Copani también habló de amor. Y lo hizo con la misma honestidad con que habla de política o de fútbol. Antes de arrancar con sus temas más románticos, se permitió una reflexión con cierta ironía:
"De igual forma que los ricos también lloran, los cantautores también se enamoran."
Y ahí, como quien no quiere la cosa, maldijo —con humor y envidia sana— a Serrat, a Silvio, a Pablo:
"A todos esos que escribieron las canciones que a mí me hubiera encantado hacer." Después, como no podía ser de otra forma, los bendijo con admiración. Y cuando parecía que la noche no podía dar más, como no todo está perdido llegó el tango de la juventud, a Copani se le sumó en el escenario Flor, integrante de la formación Dautama Folk y Alfonso Gardí. Juntos armaron un momento espectacular, sentido, poderoso. Cantaron como quien conoce cada esquina del alma porteña, cada grieta del bandoneón aunque no esté presente. El tango no fue nostalgia: fue presente vivo, fue belleza rabiosa. Y como broche de oro, Copani interpretó "Caminito" y "El día que me quieras", sin más adornos que su voz clara y su respeto por la canción. Los cantó como quien le canta a su vieja, a su primer amor o a la vereda de la infancia. Y en ese instante, todos fuimos parte de ese país que se lleva adentro. Se despidió sin grandes gestos (con alguna descoordinación en la taquilla inversa) cómo llegó: humilde, honesto, con esa mezcla de calle, ternura y claridad que lo vuelve único. Madrid siguió su vida afuera. Pero los que estuvimos ahí, adentro, nos llevamos algo más que canciones. Nos llevamos el recuerdo de una noche donde Copani —juglar de La Matanza, cantor de todos— nos hizo sentir que la patria también cabe en una taberna, en una guitarra y en una verdad cantada a viva voz.








Alex Ubago


 

Chiqui Calderón

 


Ismael Serrano

 

Gioconda Belli


 

Ramón Serrano

 ENTRE LA DUDA Y LA ESPERANZA

Sobre la blanca sábana danzan diminutos duendes que desprenden
grandeza de luz y de esperanza
mas en la memoria óptica de la materia gris
apenas será un leve cosquilleo
presto a devenir en sombra de la nada
en el provisional salón de las emociones
el minué es un gesto inútil
a rodar por la nebulosa de la termodinámica.



Emiliano del Río


 

El Roto

 


jueves, mayo 29, 2025

Café Margot

 Cafetines de Buenos Aires: un rincón de Boedo donde el ruido de las conversaciones se transforma en silencio musical

El Margot abrió en 1994 y desde entonces congrega a una feligresía de gente del barrio, una zona de la ciudad que tiene una enorme identidad porteña y por ende, cafetera.

En las dos primeras décadas de este siglo viví en Boedo. Fueron dos oportunidades, en dos domicilios diferentes, pero tuve un único café: Margot.

El Café Margot ocupa la planta baja de una construcción de 1904 en la esquina de la avenida Boedo y el Pasaje San Ignacio. Desde que lo conocí me sentí familiarizado con el lugar. Fue como entrar a un pasado que me pertenecía, aunque yo tuviera toda una vida construida en el conurbano sur. Puedo decir que mi primer café como porteño radicado fue, sin dudas, el Margot.

Durante esas primeras visitas me enteré de que, como tal, ese cafetín de Boedo había abierto en 1994. Es decir que cuando lo empecé a frecuentar no llevaba más de 10 años de existencia. Mérito de sus dueños que supieron darle un aura hogareña. Tampoco es que crearon un entrañable rincón de la nada. La esquina tenía lo suyo. Paso a contarlo.

El local comercial comenzó siendo una fonda con despacho de bebidas. A partir de 1920 se convirtió en bombonería. Y, más tarde, fue la Confitería Trianón. Esa que, cuenta la leyenda, inventó en la dácada de 1940 el sánguche de pavita que degustaba el General Perón, por entonces, presidente de la República. El Trianón luego se mudo a unos pocos metros de la esquina, sobre la misma avenida Boedo.

En el Café Margot el paso del tiempo no se disimula. Está a la vista. El techo luce la bovedilla original de ladrillos. También es de ladrillos a la vista una de las paredes del salón. La sensación acogedora de la que hablé antes está relacionada con la decisión de dejar expuesto este noble material. Como también la madera de sus mesas y sillas.

Si el Gran Café Tortoni representa, en el imaginario cafetero religioso de la porteñidad, a la Basílica de San Pedro, el Margot es una capillita de encanto, construida con recursos naturales, en la Ruta del Adobe.

El resto de la materialidad del espacio se conforma de una puerta doble de madera como entrada, las ventanas guillotina, publicidades de antiguas marcas comerciales, cartelería pintada con filete porteño, pantallas ferroviarias, vitrinas con botellas viejas y una biblioteca de pared.

En la trastienda del café existe otro pequeño salón, que mira a San Ignacio, con fotografías enmarcadas de personalidades que pasaron por el lugar o pertenecieron al barrio. El saloncito también luce un gran espejo y más carteles publicitarios. Ese rincón huele a “casa de los abuelos”. En toda la superficie de ambos espacios el piso tiene forma de damero en blanco y negro. O sea, el Margot tiene aprobadas todas las asignaturas de un auténtico cafetín.

Un purista podría argumentar que la puesta finge una antigüedad que no es real y que, como café, no es tan viejo. Pero el edificio sí lo es, la planta baja fue concebida para uso comercial, y a lo largo de sus 120 años fue fonda, bombonería, confitería y cafetín. Sin más. Nota aquí.








Leonardo Padura


 

Mercedes Cañas

 

Carlos Belloso

 "El teatro me enseñó a ponerle el cuerpo a lo que pienso"

El actor protagoniza una comedia histórica sobre la odisea de Pedro Conde Magdaleno, el sindicalista que fue enviado a Moscú como Agregado Obrero de la embajada argentina en tiempos de Stalin: "Un peronista haciendo quilombo en la URSS".

No habían pasado ni tres meses de su asunción cuando, a través del decreto 7976 del 23 de agosto de 1946, Juan Domingo Perón creó la figura de Agregado Obrero en todas las embajadas argentinas en el mundo. Una decisión revolucionaria, que tenía como finalidad darle representación a la clase trabajadora nacional en el mundo. Uno de los afortunados obreros en representar en el extranjero a sus compañeros fue Pedro Conde Magdaleno, el secretario general de la Unión del Personal de Panaderías y Afines (UPPA), que fue elegido para ocupar el cargo en la Unión Soviética. Una experiencia que recibió feliz, dada su formación socialista, pero que ni bien pisó suelo ruso se convirtió en una decepción: la URSS de la posguerra no era como imaginaba. Aquella aventura, en clave de comedia histórica, es la que cuenta ¡Kapuska! Un peronista suelto en Moscú, la obra protagonizada por Carlos Belloso que sube a escena los viernes a las 21 en Palacio El Victorial (Piedras 722) y los sábados a las 20 en Teatro El Vitral (Rodriguez Peña 344).

La realidad y la ficción se unen en ¡Kapuska!, una obra que hace historia pero sin caer en la solemnidad ni en la impostación que suelen asumir los textos teatrales que revisan el pasado reciente. En la pieza escrita por Max Delupi y Florencia Aroldi aquella aventura es el disparador para indagar por el mundo de las ideologías, sus posibilidades prácticas y la amenaza de la traición, los hombres que las abrazan y los líderes que las implementan, en un tono en el que el drama y el grotesco conviven como los distintos pensamientos políticos que la obra pone en discusión. Alejandra Oteiza, Beto Bernuez, Pepe Arias y Eduardo Marcos completan el elenco de la obra dirigida por Curly Jiménez (El aparato, Cyrano) y en la que Daniel Santoro se encargó del Arte.

“¡Kapuska! es una obra que tiene de todo, porque hay humor, tiene reflexión, se coquetea con el espionaje, se trabaja la historia y tiene un montón de cosas simbólicas”, le cuenta Belloso a Página/12. “No es una obra peronista para peronistas, aunque el peronismo esté muy presente, tanto sobrevolando el texto como en las discusiones que Pedro tiene con otros personajes de ideologías muy distintas con los que se encuentra en Moscú, como lo son sus traductores Pedro Sánchez Cepeda y José Tuñón. La obra discute mucho las ideologías sin perder el sentido del humor”.

-¡Kapuska! está basada en la historia real de Magdaleno, que él mismo dejó escrito en el libro ¿Por qué huyen en baúles?, haciendo referencia a cómo quiso ayudar a huir a los asilados españoles de la URSS stalinista. ¿Qué cuenta la obra de aquella aventura?

-Cuenta la vida de ese hombre atravesado por los ideales, la realidad y la traición. Magdaleno estaba fascinado con la posibilidad de vivir unos años en la URSS. De hecho, fue con su esposa y sus tres hijos con mucho entusiasmo a conocer la tierra en la que creía que los obreros eran felices. Y se encuentra con un stalinismo oscuro, terrible, con un montón de promesas que desde que llega no se las cumplen, viviendo en una habitación diminuta junto a su familia. Porque la verdad es que con el stalinismo sufría todo el mundo, había largas colas para conseguir cualquier cosa, purgas, asesinatos… La obra cuenta la historia de un sueño que se convirtió un poco en pesadilla, a medida que descubre lo que es Moscú y el régimen. Y allí conoce a Cepeda y Tuñón, que ofician de traductores de la embajada, quienes al verlo tan idealista le piden ayuda para que los saque de ahí. Y Pedro, al ver todo lo que pasaba en el régimen, se pone la causa al hombro, y hace todo lo posible para ayudarlos a escapar. Claro que no es una tarea para nada fácil, y en el proceso se discute mucho sobre las ideologías políticas y sus posibilidades prácticas.

-¿Está pensada como una obra de aventuras?

-Podría pensársela así, en tanto están embarcados en una misión que no saben si va a salir bien. La obra, paralelamente, cuenta dos momentos históricos. Empieza en 1959, con Magdaleno muy deprimido por la traición que siente de Frondizi hacia los peronistas, a los que les pidió el voto y nunca pudo o no quiso levantar la proscripción. Fue un momento muy duro para él, cargando los fantasmas de aquel pasado en Moscú que no se le borran, que dan vueltas todo el tiempo por su cabeza. Y luego la obra toma el tiempo de finales de la década del cuarenta y ese viaje a la URSS. Son dos tiempos del relato, que asumen tono y registros muy distintos: mientras en el '59 todo es melodramático, en el ‘47 el recuerdo asume las formas propias de cuando uno rememora, donde todo es un poco más disparatado, amontonado… es como la diferencia entre el cine realista y el cine mudo, donde todo se vuelve más acelerado y con mayores licencias respecto a lo real. Es una obra muy divertida. Nota aquí.



Salvador Amor


 

Santiago Motorizado

 

Félix Maraña

 Oro para las monjitas

Las monjas de Belorado,
cismática rebeldía,
han huido en compañía
del oro que, atesorado,
han vendido y valorado
para montar la cantina
a los pies de la santina,
protegidas de Pelayo,
haciendo de capa un sayo
y una fonda con cocina.
Si eran pobres, no se sabe,
si eran ricas, se verá,
si eran buenas, lo dirá,
su conducta será clave
si su pecado no es grave,
o ni siquiera es pecado
para el dios de Belorado
o para un banco suizo.
Porque ya es rizar el rizo
tener tanto oro guardado.
Después de montar el cisco,
de coquetear con Roma,
de jugarnos una broma,
de salirse del aprisco,
mentir con un falso obispo
parece ya cachondeo
que tres monjas de rodeo
con un pacto del demonio
y ayuda de san Antonio,
un restaurante de arreo.
Las tres dicen que en clausura
levantarán un negocio
que cotizará como ocio
pues no pretender la usura,
que lo suyo es aventura
en los dominios de Arriondas.
Un lugar para las fondas
y para el peregrinaje.
Ellas han puesto equipaje
y que les den pan con hondas.
Quien ha probado el menú
del día, muy asturiano,
precio saludable y sano,
aunque no han dicho ni mu,
las monjas tratan de tú,
porque son muy campechanas.
Dicen que ya tienen ganas
de acabar pleitos con Roma,
de poner el punto y coma,
brindar con sidra y manzanas.



Feria del Libro de Madrid


 

Sandra Bautista & Bely Basarte

 

Ramón Serrano

 POR FAVOR

Aquí vengo a pediros un abrazo
en este abrupto páramo desangelado
tan solo
tan solitario mientras bajo peldaño tras peldaño
necesito el calor humano
vuestra sonrisa que el cruel olvido ha borrado
el bosque
el río o la mar nada son sin los otros
vosotros mis hermanos
esos vientos de aromas de antaño
nada sin una piel bajo mis manos
un abrazo es como un viaje en transatlántico al otro lado del océano
ya no digo un beso
ese aire húmedo que me atraviesa
como una ronda por las veredas de los astros
un paseo que eriza las pasiones del hipotálamo
necesito ese galope de los sentimientos
por las vértebras que sustentan las ternuras
-en otros tiempos el hálito materno
en el patio de los primeros años
decidme que no hay fractura en la memoria
que no era un juego cabalgar montaña abajo en busca de aquella mirada
a toque de campanas junto a la rueda de carro
que aquellas caricias a orillas del aliento
eran las costuras temblorosas de un regazo
venid a mí Oh brazos y piernas
Oh tobillos y nucas y labios
venid a satinar mis sueños mundanos
Oh pechos que dibujáis areolas en los sembrados
que fluyan vuestras sangres por mis emociones
como torrentes de amor en mi páramo deshabitado
Oh sentimientos cálidos
por favor
necesito vuestro abrazo.