lunes, mayo 26, 2025

Mala Rodríguez

 “A mí me dicen que soy una choni, pero yo no sé qué es eso”

Hace 25 años, su primer álbum, ‘Lujo ibérico’, cambió para siempre la escena del rap. Mala Rodríguez aún tiene muchas cosas que decir y está inmersa en una gira que ahora la lleva al festival Tomavistas.

María Rodríguez (Jerez de la Frontera, 46 años) atiende a esta revista desde su casa en Barcelona, relajada tras una sesión de crossfit, “que es lo que hace la gente de mi edad”, bromea. La rapera se revela como una adicta al deporte. “Tengo que estar todo el rato recordándole al cuerpo que podemos subir montañas y cosas así, y en cuanto dejo de hacer ejercicio, de salir o ver un poco el sol, me deprimo. Esto es como un Proyecto Hombre para mí, algo necesario. Esta es mi mandanga”. Mala Rodríguez, o La Mala, como popularmente se la conoce, no solo es la rapera más importante que ha salido de España, sino que ha trascendido géneros y, avalada por condecoraciones como el Premio Nacional de las Músicas Actuales, que recibió en 2019, es una de las figuras más reconocidas de nuestra cultura popular.

La abordamos en medio de una gira muy especial, Lujo ibérico vivo, que celebra el 25 aniversario de su primer álbum reinterpretándolo al completo con una orquesta sinfónica. Comenzó el pasado 5 de octubre en el Palau de la Música Catalana, en la ciudad donde reside desde hace años, continuó en el festival Viña Rock (Villarreal, Castellón), y llegará el 29 de mayo al Tomavistas (Madrid), el 27 de junio al Conexión (Valladolid) y el 26 de octubre al Wimen (de nuevo, en Barcelona).

Usted nunca ha sido una persona nostálgica, artísticamente al menos, ¿por qué esta gira?

Pues por la maldita pandemia. De repente, hacíamos muchas pijamadas en mi casa con mis amigas, se tocaba la guitarra, y descubrí el álbum de nuevo, pero de un modo muy íntimo y divertido, así que dije: “¡Esto hay que llevarlo al directo!”. Hicimos algunos conciertos solo a voz y guitarra y ahora que se cumplen 25 años dijimos: “¿Y qué onda si lo hacemos con orquesta?”. En plan traje de largo, ¿no? En el Palau actué con 70 músicos y fue increíble. Llenar el escenario es algo que nos quitó la pandemia. Se recortó de muchos lados, la gente empezó a entender los shows de otra manera y tenemos que recuperar ese espacio, volver a traer músicos, coristas, bailarines…

¿Qué supuso aquel primer disco?

Sobre todo, hacerme mayor. Me sentí como en un viaje de fin de curso, cuando te vas de casa de tus padres y sola. Me marché de Sevilla a Madrid y me acuerdo de no tener dinero, de dar vueltas en la línea 6 del metro, de sentir que me lo estaba jugando todo a una carta y me agarré a lo que yo sentía. Y luego me dio mucha vergüenza porque no estaba preparada para contar esas cosas. La gente solo escucha una canción, pero yo estaba ahí contando mi vida, y eso fue como un shock. Nota aquí.



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