sábado, marzo 06, 2021

Rodolfo Serrano

 El camarero

Recuerdo el restaurante. Primer piso.
El viejo camarero. Casi solos tú y yo.
Y el sol que entraba
iluminando el suelo de baldosas.
No había nadie que pudiera
ser tan feliz como lo éramos entonces.
Eran dos horas, no más, para nosotros,
dulces, tan cortas horas. Se escuchaba
en la tele alguna tontería,
políticas banales,
alguna guerra extraña y muy lejana.
Y allí, nosotros, allí, y a todo ajenos,
mirándonos tan tiernos y tan jóvenes.
Fuera estaba un mundo que no era
para nosotros dos.
Tú me contabas nada, cualquier cosa
sin importancia alguna.
Yo te miraba hablar. Desde la calle
llegaba un rumor frío de automóviles.
Por esas cosas extrañas de la vida
una noche volví.
Las mismas escaleras, juraría
que aún estaba en el aire la colonia
que usabas por entonces.
El restaurante estaba ya cerrado.
“No venía casi nadie”, me dijeron.
“Apenas si tenía algún cliente. Ya se sabe,
las cosas de la crisis”.
En la calle busqué un café cualquiera.
Y me senté a esperarte
lo mismo que sí fueran todavía
aquellos años dulces.
Dejé pasar las horas,
sintiéndome perdido, solo y triste.
Pensé que se cerraba también algo en mi vida,
con aquel restaurante,
también yo sin clientes,
y sin nadie que venga a visitarme.
Entonces, ya ves, tú, más que en nosotros,
en los días aquellos,
en el amor eterno que entonces nos creímos,
solo pensé: “¿Qué habrá sido
del viejo camarero?”.
(Por la calle pasaba una muchacha como tú).
La foto es de
Raul Cancio
. Dar un toque.



0 comentarios: